Crítica:

Animación de molde

Conscientes de que la animación infantil es casi un seguro de vida en el actual panorama de la producción estadounidense, la multinacional Sony (heredera financiera de Columbia) ha decidido ponerse manos a la obra en el mundo de las tres dimensiones animadas y producir su primera cinta de dibujos: Colegas en el bosque, película que bebe de la inagotable fuente de Pixar, productora que revolucionó la animación a finales del siglo pasado con filmes como Toy story o Bichos, y que, de momento, parece ser modelo unidireccional de la gran mayoría de sus competidores.

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Conscientes de que la animación infantil es casi un seguro de vida en el actual panorama de la producción estadounidense, la multinacional Sony (heredera financiera de Columbia) ha decidido ponerse manos a la obra en el mundo de las tres dimensiones animadas y producir su primera cinta de dibujos: Colegas en el bosque, película que bebe de la inagotable fuente de Pixar, productora que revolucionó la animación a finales del siglo pasado con filmes como Toy story o Bichos, y que, de momento, parece ser modelo unidireccional de la gran mayoría de sus competidores.

Desde luego los tiempos no andan como para darle un abrazo a la capacidad de riesgo. Se sabe lo que funciona en la mente del niño y del adulto, y hasta ese terreno hay que trasladarse, tanto en el tipo de diseño como en las características de los guiones. La consecuencia es que, al menos en Estados Unidos, la apuesta por una nueva copia del molde ha sido satisfactoria económicamente: 80 millones de dólares de recaudación y subiendo cada semana.

COLEGAS EN EL BOSQUE

Dirección: Rogers Allers, Jill Culton, Anthony Stacchi. Intérpretes: Martin Lawrence, Ashton Kutcher, Jon Favreau, Gary Sinise (voces). Género: animación. EE UU, 2006. Duración: 99 minutos.

Con una técnica irreprochable, sobre todo en el siempre difícil terreno del dibujo de los seres humanos, Colegas en el bosque se alimenta también (como la reciente Vecinos invasores) de un ecologismo de línea blanda que parece encantar a niños y mayores, así como de una banda sonora en la misma onda de buen rollo a base de cancioncitas pop para todos los públicos. Aunque la mejor aportación de la película, y donde los creadores parecen haber puesto más saña y menos galantería con su público, es en el cruel retrato de esa parte de la ciudadanía contemporánea que trata a sus animales de compañía como a seres humanos y al resto de seres humanos como a animales, y no precisamente de compañía.

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