Reportaje:

Un gol al recuerdo

Familiares de los náufragos de Rota y guardias civiles juegan un partido de fútbol tres años después de la tragedia

Lahcen Ouhaddou recorrió ayer 850 kilómetros para jugar al fútbol. Lo hizo por su hermano Alí. Viajó desde Torrent (Valencia) hasta Rota (Cádiz) junto a otros 26 marroquíes como él para disputar un encuentro amistoso con guardias civiles. Un partido que servía para conmemorar el tercer aniversario del naufragio de una patera en aguas roteñas en el que murieron 37 inmigrantes. Uno de ellos era Alí.

Era la segunda vez que Lahcen veía la playa de La Costilla, donde el mar fue arrojando la gran mayoría de los cuerpos días después al naufragio. La primera vez fue a finales del año pasado cua...

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Lahcen Ouhaddou recorrió ayer 850 kilómetros para jugar al fútbol. Lo hizo por su hermano Alí. Viajó desde Torrent (Valencia) hasta Rota (Cádiz) junto a otros 26 marroquíes como él para disputar un encuentro amistoso con guardias civiles. Un partido que servía para conmemorar el tercer aniversario del naufragio de una patera en aguas roteñas en el que murieron 37 inmigrantes. Uno de ellos era Alí.

Era la segunda vez que Lahcen veía la playa de La Costilla, donde el mar fue arrojando la gran mayoría de los cuerpos días después al naufragio. La primera vez fue a finales del año pasado cuando acudió invitado por la asociación Solidaridad Directa. "Fue muy duro", recordaba ayer. Le contaron que durante aquellas jornadas posteriores a la tragedia, la arena fue el cementerio de sus compatriotas, el final del ilusionado viaje que había emprendido su hermano sólo 26 horas antes desde Larache (Marruecos).

Alí había intentado hacer lo mismo que su hermano mayor porque Lahcen también se había marchado de su aldea natal, Hansala, para viajar a España en patera. Él tuvo más suerte. Pudo llegar y encontrar un trabajo en Valencia. Hansala fue la ciudad más castigada por el naufragio de la patera de Rota.

De allí eran 12 de las 37 víctimas. Y de allí también son los 27 integrantes del equipo de fútbol que ayer se enfrentó a un nutrido grupo de agentes del Instituto Armado reclutados por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).

La idea partió de la asociación Solidaridad Directa que decidió organizar unas jornadas sobre inmigración y deporte que sirvieran para recordar la tragedia, al mismo tiempo que se favorecía la convivencia entre los parientes de las víctimas y las personas que colaboraron en el rescate.

Dispensario médico

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Los responsables de esta asociación conocen bien Hansala porque, desde el naufragio, la han visitado una veintena de veces. Allí han contribuido a repartir ayudas, a montar un dispensario médico o mejorar una escuela. Las visitas también les han permitido conocer a sus gentes, saber que en la comunidad valenciana viven muchos de sus aldeanos, algunos familiares directos de las víctimas, como Lahcen.

La lluvia impidió jugar el partido al aire libre. Los organizadores buscaron rápidamente un polideportivo cercano, donde los guardias civiles golearon a los marroquíes con un rotundo 6 a 2. Hoy tendrán la oportunidad de resarcirse al enfrentarse a trabajadores de la base naval de Rota.

Después del partido, hubo comida común y se organizaron varios talleres en los que se enseñaba a fabricar jabones, producto muy caro en Hansala, y mermeladas caseras. Las actividades acabaron al final de la tarde con una mesa redonda sobre la cooperación. Y todo esto en un edificio a apenas cien metros de la playa que hace tres años se llenó de cadáveres.

Tras el partido, Lahcen relató que ya nadie en su aldea quiere venirse en patera, que hay conciencia del peligro porque pesa el recuerdo de los desaparecidos. "Alí era muy buena persona. Trabajaba en la mezquita y quería ganar más dinero en España". Por él su hermano cruzó ayer media España para intentar meter un gol a la Guardia Civil.

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