Cartas al director

Secuestros

"Estamos hartos de los secuestros en Gaza", me decía ayer un alumno por teléfono. Mis amigos de Cisjordania y de la Franja me llamaban preocupados porque creían que había sido yo el secuestrado, pero esta vez había sido Roberto Vila, una persona muy querida por mí y por todos los que le conocen. Roberto lleva trabajando en la zona casi tres años y siempre ha estado muy implicado en su trabajo con la sociedad palestina, la cual siempre ha agradecido la ayuda de estos cooperantes.

Celine, la chica que estaba con él en el momento del secuestro, me comentaba la semana pasada que aunque hubi...

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"Estamos hartos de los secuestros en Gaza", me decía ayer un alumno por teléfono. Mis amigos de Cisjordania y de la Franja me llamaban preocupados porque creían que había sido yo el secuestrado, pero esta vez había sido Roberto Vila, una persona muy querida por mí y por todos los que le conocen. Roberto lleva trabajando en la zona casi tres años y siempre ha estado muy implicado en su trabajo con la sociedad palestina, la cual siempre ha agradecido la ayuda de estos cooperantes.

Celine, la chica que estaba con él en el momento del secuestro, me comentaba la semana pasada que aunque hubiera peligro de secuestros ella no iba a dejar de trabajar en esta región. Le parecía injusto que por culpa de tres encapuchados cientos de familias dejaran de beneficiarse de su trabajo.

Los muchos palestinos que conozco me pedían disculpas por lo sucedido, se sienten responsables por lo sucedido, cuando ellos son los primeros perjudicados por este tipo de actos. La imagen mundial de los palestinos en estas circunstancias suele ser bastante degradada, por eso quiero transmitir desde aquí la necesidad de distinguir lo que es un hecho aislado de lo que es realmente el pueblo palestino.

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