"Mantenemos las dos opciones: con el tripartito o con CiU"

Es la tercera vez que Josep Lluís Carod (Cambrils, 1952), el líder de Esquerra Republicana (ERC), encabeza la candidatura de su partido a las elecciones autonómicas. La entrevista con EL PAÍS giró en torno a un asunto capital en la legislatura: ¿es ERC un partido de gobierno o una fuerza prisionera de un programa máximo rupturista, la independencia de Cataluña, que la convierte en un socio indeseable, si no imposible?

Pregunta. Después de tres años de estar en el Gobierno, ni el PSC ni CiU les quieren como socios para la próxima legislatura. ¿Qué ha pasado?

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Es la tercera vez que Josep Lluís Carod (Cambrils, 1952), el líder de Esquerra Republicana (ERC), encabeza la candidatura de su partido a las elecciones autonómicas. La entrevista con EL PAÍS giró en torno a un asunto capital en la legislatura: ¿es ERC un partido de gobierno o una fuerza prisionera de un programa máximo rupturista, la independencia de Cataluña, que la convierte en un socio indeseable, si no imposible?

Pregunta. Después de tres años de estar en el Gobierno, ni el PSC ni CiU les quieren como socios para la próxima legislatura. ¿Qué ha pasado?

Respuesta. Hay dos cosas distintas. Una es que CiU y el PSC aparentan que cuentan con unos resultados mejores que los que obtendrán. Y otra es que es normal que estén incómodos con un partido que ha conseguido, por ejemplo, en dos años y medio inaugurar dos escuelas cada semana, crear 10.000 plazas de maestros, 1.000 aulas de acogida para alumnos inmigrantes, etcétera.

"Si ERC entra en el Gobierno, yo estaré con el máximo rango que tenga Esquerra"

P. También han acabado rompiendo como aliados parlamentarios del Gobierno de España.

R. No fuimos nosotros quienes nos fuimos del Gobierno: nos echaron. Y fue por respetar la decisión del Parlament sobre el Estatuto. Y en Madrid pasa algo similar. Son el presidente Zapatero y el PSOE quienes prescinden del apoyo de ERC y priorizan otro más conservador, el de CiU.

P. Lo que pasó fue que hubo una negociación y uno de los que negociaban se llevó el gato al agua...

R. Aquello no era una competición de feria. Se hablaba del futuro del país y resultó que el jefe de un partido pactó unilateralmente en contra del acuerdo del Parlamento de su país. Sabíamos que el proyecto no iba a prosperar al cien por cien, pero no hay duda de que si se hubiera negociado haciendo piña, el Estatuto no habría resultado insuficiente como es.

P. Ustedes justifican a posteriori el rechazo del Estatuto, pero lo cierto es que lo rechazaron contra su propia voluntad y porque fueron incapaces de canalizar aquel delicado momento.

R. Es verdad, ERC terminó por hacer una cosa que había dicho que no haría y que no quería hacer. No fuimos los únicos. Rodríguez Zapatero dijo que aceptaría lo que aprobara el Parlament y al final no cumplió su palabra.

P. Se presentan como partido de gobierno, pero continuamente están agitando elementos que distorsionan el escenario político. Ahora mismo lo están haciendo con la autodeterminación, que tal como está la derecha es como dar gasolina a un incendiario. ¿Por qué hacen esto?

R. Olvida que lo prioritario para ERC es la política catalana, no la española. Lo que nos interesa es que un día, si logramos la mayoría, no haya obstáculos democráticos para poder decidir el futuro de nuestro país, no cómo reacciona o no la derecha española y una parte importante de la izquierda. Lo prioritario es Cataluña y sus gentes, no España y sus partidos. Sabemos que, diga lo que diga Cataluña, siempre será un factor de distorsión mientras no convenga al centralismo español.

P. Con esta actitud lo que les ha pasado es que han ido a parar a la oposición.

R. Sí, pero es que nuestra prioridad no es estar en el Gobierno o en la oposición en Madrid, sino estar en el Gobierno de Cataluña.

P. ¿Les es indiferente estar en la mayoría de gobierno o en la oposición?

R. No, en absoluto. Pero lo que me pide es que para estar en la mayoría de gobierno renunciemos a nuestras convicciones. ¿Usted ve sensato que los dirigentes socialistas adopten propuestas progresistas, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, que no hacen más que irritar a la derecha española, a los sectores acomodados y a la Iglesia católica?

P. Otro asunto de este tipo es la cuestión de si Cataluña va de Salses a Guardamar y de Fraga a Mahón, como ustedes defienden. En Valencia esto ha consolidado a la derecha de forma espectacular. Pero está relacionado con su comportamiento en todos los órdenes, y es fruto de su voluntad de tener siempre sobre la mesa elementos que ponen a sus socios en posiciones imposibles.

R. Si lo que me pide es un discurso a favor de la unidad de España culminado con el canto del Cara al sol, seguro que no tendríamos estos problemas...

P. Tendría otros, se quedaría sin partido.

R. Me está diciendo que dejemos de ser de izquierdas para no incomodar a la derecha y que dejemos de ser independentistas para no incomodar a los centralistas. Oiga, es que ésa es nuestra identidad política.

P. Uno de los problemas del Gobierno catalán ha sido que la autoridad del presidente Maragall se debilitó ya el primer día, cuando ustedes le impusieron los consejeros.

R. La primera vez que se constató que este presidente no tenía toda la autoridad fue cuando permitió que saliera del Gobierno el conseller en cap a causa de las presiones de un señor que en aquellos momentos no era más que el secretario general de un importante partido español.

P. Se lo pregunto de otra forma. ¿Qué haría usted si dentro de unas semanas fuera presidente y el señor Montilla o el señor Mas le dijera: "Ésta es la lista de los consejeros que ha de nombrar"?

R. Esto es lo que se hizo con el Gobierno de coalición. Lo hicimos todos, también el PSC.

P. ¿Y qué lección extrae?

R. Que el próximo Gobierno de coalición ha de entender, primero, que es un Gobierno, y después, que es de coalición. Y luego, me parece muy sensato que cada partido aporte los nombres que considere mejores, pero sabiendo que todos hemos de ponernos de acuerdo sobre todos.

P. En estas elecciones usted forma tándem con Joan Puigcercós, cosa que no hizo en las de 2003. ¿Qué previsiones tienen para después de las elecciones en cuanto a la distribución de responsabilidades entre los dos?

R. Lo que tenemos claro es que si ERC entra en el Gobierno, como queremos que entre, yo estaré en el Gobierno con el máximo rango que tenga Esquerra, y en función del panorama veremos qué nos interesa más, si Puigcercós es consejero o si nos conviene tener reforzada la presencia en Madrid. Ahora es prematuro.

P. Tanto CiU como el PP insisten en que ustedes quieren resucitar el tripartito de izquierdas. Y que la decisión ya está tomada. ¿Hasta qué punto están predispuestos a continuar la experiencia?

R. No nos cerramos a ninguna de las dos posibilidades que se nos presentan: la de un Gobierno con los mismos socios que en 2003 y la de un Gobierno con CiU como hicimos en 1980 y 1984. Mantenemos las dos opciones abiertas, como hace el partido socialista. En esto no hacemos más que seguir los caminos que abre el partido más importante de la izquierda.