La campaña electoral en Cataluña

Mas tacha de "masoquista" a Esquerra por volver a apostar por el tripartito

El líder de CiU llama a los votantes del PP a "dar una lección" a Mariano Rajoy

Convergència i Unió siempre elegía el auditorio Felip Pedrell de Tortosa, con un aforo de 670 personas, para realizar sus mítines electorales. Pero los dirigentes nacionalistas están tan convencidos del entusiasmo y optimismo que embarga a sus simpatizantes, con vistas a la cita del 1 de noviembre, que ayer alquilaron el pabellón deportivo de la capital del Baix Ebre, en donde reunieron a un millar de personas a pesar de la intensa lluvia que caía en la ciudad.

El lleno absoluto estimuló a un Artur Mas que ayer estuvo irónico e inspirado -al menos el auditorio se lo premió con constante...

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Convergència i Unió siempre elegía el auditorio Felip Pedrell de Tortosa, con un aforo de 670 personas, para realizar sus mítines electorales. Pero los dirigentes nacionalistas están tan convencidos del entusiasmo y optimismo que embarga a sus simpatizantes, con vistas a la cita del 1 de noviembre, que ayer alquilaron el pabellón deportivo de la capital del Baix Ebre, en donde reunieron a un millar de personas a pesar de la intensa lluvia que caía en la ciudad.

El lleno absoluto estimuló a un Artur Mas que ayer estuvo irónico e inspirado -al menos el auditorio se lo premió con constantes aplausos- en sus comentarios contra sus contrincantes: el tripartito y el Partido Popular. Porque, en opinión del candidato convergente, la primera semana de la campaña electoral ha demostrado la unidad de estas cuatro formaciones para impedir que Convergència i Unió recupere el Gobierno catalán. Para obstaculizar este objetivo, Mas reclamó una "oleada" del voto catalanista. "O CiU o el tripartito", insistió en Tortosa en una frase que repite sin cesar en cada uno de sus mítines.

Mas se las volvió a tener ayer con Esquerra Republicana y con el Partido Popular. Por la mañana, en una conferencia de prensa en la Agencia Catalana de Noticias, acuñó un calificativo contra los republicanos y les tildó de "kafkianos". Pero consciente de que no había acertado plenamente en la descripción, por la tarde en Tortosa redondeó su crítica y les llamó directamente "masoquistas" por su disposición a reeditar el tripartito a pesar del "maltrato" sufrido por parte del PSC al ser expulsados del Gobierno "sin contemplaciones".

"Kafkiano"

"Tres que empezaron juntos y que después se pelearon, ahora quieren volver a juntarse. Y a un partido como CiU que ha hecho un gran servicio al país [aprobando el Estatuto] se le quiere impedir que gobierne a pesar de que puede ganar las elecciones. Esto es kafkiano pero sólo tiene un nombre: masoquismo", manifestó Mas. Y un único objetivo: "Repartirse el poder con el tripartito a cualquier precio. A eso se le llama un proyecto de ocupación del poder por el poder", remachó Mas.

Mas sabe que si quiere ganar por goleada el 1-N necesita pescar votos de la izquierda y de la derecha catalanista. Para obtener los primeros no se ablanda en sus críticas a los dirigentes de ERC. Ya empezó el domingo en el mitin central del Vall d'Hebron y continuará en esta línea dura durante toda la semana. "No vamos a tender la mano a nadie porque tenemos interiorizado que si pueden repetir el tripartito lo harán", comentó ayer uno de sus asesores.

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Con el Partido Popular tampoco se cortó, después de justificar su negativa a establecer una alianza estable con los populares. El líder nacionalista emplazó a los votantes conservadores a votar a CiU para así "dar una lección a los dirigentes de Madrid que se dedican a hacer hostilidad contra Cataluña, porque sólo entienden esta lección. Y quizá de esta manera un día en el futuro los dirigentes puedan ser otros más moderados, menos hostiles y dejen de boicotear a Cataluña". Después de la arremetida, Mas buscó su comprensión: "Vosotros también habéis recibido esta hostilidad contra Cataluña, porque antes del PP sois catalanes".

En la capital de las comarcas del Ebro, Artur Mas no citó ni un solo momento el apoyo de CiU al proyecto, impulsado por el anterior Gobierno de José María Aznar, de trasvase de agua a la cuenca mediterránea. Tan sólo una referencia velada para criticar a los partidos de izquierda que sólo visitan el sur de Tarragona para "obtener votos" frente a unos dirigentes nacionalistas que "también vinimos cuando hubo problemas".

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