La ofensiva de las constructoras

El 'rolex' de Luis del Rivero

Luis del Rivero, presidente de Sacyr, suele decir que cuando está a setas, está a setas y cuando a Rolex, a Rolex. La verdad es que está a las dos cosas y ahora parece haber encontrado un buen aparato mientras recogía setas (Europistas o Eiffage). La constructora, que fracasó en el intento de tener su primer Rolex con la entrada en el BBVA, lo consigue ahora de forma pacífica en Repsol YPF.

El caso es que no quería ser menos que sus competidoras y ha organizado otro ciclón.

La operación abre varios temas de análisis sobre los movimientos que vive la industria española en estas f...

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Luis del Rivero, presidente de Sacyr, suele decir que cuando está a setas, está a setas y cuando a Rolex, a Rolex. La verdad es que está a las dos cosas y ahora parece haber encontrado un buen aparato mientras recogía setas (Europistas o Eiffage). La constructora, que fracasó en el intento de tener su primer Rolex con la entrada en el BBVA, lo consigue ahora de forma pacífica en Repsol YPF.

El caso es que no quería ser menos que sus competidoras y ha organizado otro ciclón.

La operación abre varios temas de análisis sobre los movimientos que vive la industria española en estas fechas. Se juntan el hambre y las ganas de comer. Por un lado, el ansia de las constructoras por canalizar el dineral que han hecho estos años hacia otros sectores, principalmente el energético. Por otro, el de algunas empresas energéticas por protegerse ante posibles ofertas hostiles. Repsol YPF es, por tamaño y precio, una pera en dulce muy apetecible para cualquiera de los gigantes del sector (Shell, Texaco, Exxon...) o no tan gigantes que quieren ganar músculo para defenderse (TotalFina, ENI...). Precisamente y por esa razón, estas dos empresas son las que más temor generan en el presidente de Repsol, Antonio Brufau.

La operación arroja otro punto de debate: la financiación. Está financiada por el Santander con las acciones como prenda. El banco de Botín también financia la entrada de Acciona en Endesa, y el BBVA hace lo propio con ACS en Iberdrola. Es decir, parece que sólo la gran banca está dispuesta a respaldar unas operaciones tan caras y arriesgadas.

La banca financia y las constructoras son las que están creando la superestructura de poder industrial que en el pasado tuvieron los bancos.

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