Las advertencias del general

En un país sin tradición de golpes de Estado, las palabras de Richard Dannatt, jefe del Alto Estado Mayor, no han sido interpretadas como una insubordinación al poder elegido, sino como la expresión pública de un malestar creciente.

Hace ya muchas semanas que los mandos militares han empezado a expresar públicamente sus dudas sobre la capacidad material de afrontar dos guerras al mismo tiempo: la de Irak y la de Afganistán. Muchos militares, como muchos políticos y comentaristas, siempre han pensado que el verdadero objetivo de la guerra contra el terrorismo tenía que haber sido Afganis...

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En un país sin tradición de golpes de Estado, las palabras de Richard Dannatt, jefe del Alto Estado Mayor, no han sido interpretadas como una insubordinación al poder elegido, sino como la expresión pública de un malestar creciente.

Hace ya muchas semanas que los mandos militares han empezado a expresar públicamente sus dudas sobre la capacidad material de afrontar dos guerras al mismo tiempo: la de Irak y la de Afganistán. Muchos militares, como muchos políticos y comentaristas, siempre han pensado que el verdadero objetivo de la guerra contra el terrorismo tenía que haber sido Afganistán, no Irak, y están alarmados por el alto número de bajas que están sufriendo en el frente afgano y lo atribuyen a que Irak les está restando eficacia para combatir a los talibanes.

El general Dannatt, de 55 años, un hombre con un perfil más intelectual y menos puramente castrense que su antecesor, el general Michael Jackson, llegó a la cúpula del Ejército hace sólo seis semanas, pero lo hizo como elefante en cacharrería. Primero se quejó de los bajos salarios de sus soldados en el frente. "¿Es suficiente llevar a casa una paga de 1.150 libras después de estar un mes luchando en la provincia de Helmand?", se preguntó nada más regresar de su primera visita a las tropas en Afganistán. El ministro del Tesoro, Gordon Brown, acaba de aprobar una rebaja fiscal de 3.000 euros anuales para los soldados en el frente.

Luego, cuando se supo que un soldado herido había sido increpado por un grupo de pacifistas cuando se recuperaba en un hospital civil de Birmingham, se quejó de que el Ejército no dispusiera de suficientes hospitales militares. Ahora ha alzado la voz para cuestionar la misma presencia del Ejército en Irak. ¿Por qué ahora? "Uno sólo puede llegar a la conclusión de que sir Richard ha dado a conocer sus puntos de vista en privado pero nadie le ha hecho caso", ha opinado Doug Henderson, un veterano diputado laborista muy próximo a Gordon Brown y crítico con Tony Blair.

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