El camino de espinas de la transición mexicana

Felipe Calderón asumirá la presidencia en medio de la peor crisis política en décadas

El presidente electo de México, Felipe Calderón, prepara su llegada al poder el próximo 1 de diciembre en la transición política más accidentada de las últimas décadas. Tras dos meses de parálisis por la impugnación de las elecciones y las protestas callejeras de su rival Andrés Manuel López Obrador, del izquierdista PRD (Partido de la Revolución Democrática), que considera un fraude su derrota por apenas 233.831 votos de diferencia, Calderón trata de recuperar el tiempo perdido.

Arropado más por su "equipo de transición" que por su Partido Acción Nacional (PAN, conservador), el ganador...

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El presidente electo de México, Felipe Calderón, prepara su llegada al poder el próximo 1 de diciembre en la transición política más accidentada de las últimas décadas. Tras dos meses de parálisis por la impugnación de las elecciones y las protestas callejeras de su rival Andrés Manuel López Obrador, del izquierdista PRD (Partido de la Revolución Democrática), que considera un fraude su derrota por apenas 233.831 votos de diferencia, Calderón trata de recuperar el tiempo perdido.

Arropado más por su "equipo de transición" que por su Partido Acción Nacional (PAN, conservador), el ganador de las elecciones del 2 de julio repasa la situación del país con el presidente saliente, Vicente Fox, busca acuerdos parlamentarios que garanticen la gobernabilidad, ha hecho su presentación internacional con una gira latinoamericana y ha presentado su proyecto de país para el año 2030.

Calderón no consigue atraer la atención; parece que está más solo de lo que debiera

A pesar de su intensa actividad, el presidente electo no logra ser el protagonista de la agenda política mexicana. Cuando no es el conflicto en Oaxaca, es la violencia entre los carteles de narcotraficantes, o la presencia de López Obrador en la campaña electoral del Estado de Tabasco. La realidad es que Calderón no consigue atraer la atención de los mexicanos. Da la sensación de que el ganador de las elecciones está más solo de lo que debiera.

La principal fuerza opositora, el izquierdista PRD, con López Obrador a la cabeza, rechaza el diálogo con el presidente electo. Al menos formalmente. Destacados líderes perredistas, como el nuevo jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, siguen la consigna de López Obrador de no reconocer a Calderón.

En el Congreso, los portavoces panistas creen tener garantizado el apoyo de la coalición que encabeza el histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) para una mayoría parlamentaria estable, que permita gobernar sin sobresaltos. Está por ver cuál será el precio que exigirán los dirigentes del partido que gobernó ininterrumpidamente el país durante más de siete décadas. A juzgar por sus declaraciones, el PRI venderá caro su respaldo al PAN y no será el convidado de piedra. Lo que sí está de claro es que la coalición dirigida por el PRD, segunda fuerza en el Congreso, comenzará la legislatura con una oposición frontal a Felipe Calderón.

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"Admito que hasta ahora los mexicanos hemos dedicado mucho tiempo a nuestros desacuerdos y poco a revisar nuestras coincidencias", dijo el presidente electo en su discurso de presentación del llamado Proyecto 2030, donde expuso su visión de largo plazo de México. "Sé que es difícil tener coincidencias sobre la coyuntura o sobre temas muy específicos, pero si elevamos la mirada hacia el horizonte del futuro, seguramente encontraremos las coincidencias", añadió.

Precisamente, un grupo de 42 expertos reunidos por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias ha expuesto esta semana las conclusiones del proyecto Coincidencias para buscar acuerdos, que identifica los puntos en común entre los tres grandes partidos políticos, a partir de los cuales es factible alcanzar consensos en el Parlamento.

Los especialistas subrayan la dimensión de los problemas de México que afrontará el Gobierno de Felipe Calderón. En el capítulo referido al Estado de derecho, advierte el informe que "no hay forma de resolver en seis años [duración del mandato presidencial, sin reelección] los graves y complejos problemas de seguridad pública y justicia penal en México". La mayor coincidencia entre PAN, PRD y PRI es en "el rediseño del sistema de justicia penal que afecte a la estructura y los cimientos del sistema".

En el área política, los puntos donde es posible el acuerdo tienen que ver con la reelección de legisladores y alcaldes, la transparencia y rendición de cuentas, mayor colaboración entre los poderes Ejecutivo y Legislativo y fiscalización del gasto de los partidos.

En política internacional, la relación con Estados Unidos (migración y seguridad) ocupa un lugar prioritario, seguida de América Latina, Europa y China e India.

En el área económica, los tres partidos coinciden en que el gasto social debe aumentar y tiene que ser más eficiente y transparente. Asimismo, subrayan la necesidad de mejorar la recaudación tributaria y reducir el gasto de la Administración.

En política social, el tema central es el combate a la pobreza. Todos los partidos plantean la mejora de la calidad de la educación, aunque los expertos consultados reclaman "ideas nuevas para reformar el sistema educativo, que vayan a la raíz del problema e incluyan el papel del sindicato".

A un mes y medio de la investidura de Calderón, es una incógnita si la ceremonia oficial en la Cámara de Diputados podrá llevarse a cabo con normalidad, ya que el PRD mantiene su disposición a boicotear el acto. Sin embargo, en las últimas semanas López Obrador ha concentrado todos los esfuerzos en su Estado natal de Tabasco, donde se juega parte de su capital político. Las elecciones a gobernador del domingo próximo serán un termómetro del respaldo popular al líder perredista, que se ha empleado a fondo en su apoyo al candidato del PRD, Raúl Ojeda.

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