Crítica:BAM | MERCE 2006

Aniversario cervecero

La última noche del BAM 2006 tuvo como protagonista un nuevo e irrepetible escenario: el situado en plena calle de Rosselló para celebrar el 130º aniversario de Damm. Con el viejo edificio cervecero vestido de gala e iluminado de rojo, la fiesta visitó a unos vecinos que la siguieron desde la afortunada comodidad de los balcones. Para los demás, moverse en el tramo de Rosselló que va de Cartagena a Dos de Maig fue toda una odisea.

Un toque surrealista bañaba la escena cuando se acercaba uno a la zona a última hora. Sólo se veían cabezas en movimiento mientras llegaba, cantada, la conver...

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La última noche del BAM 2006 tuvo como protagonista un nuevo e irrepetible escenario: el situado en plena calle de Rosselló para celebrar el 130º aniversario de Damm. Con el viejo edificio cervecero vestido de gala e iluminado de rojo, la fiesta visitó a unos vecinos que la siguieron desde la afortunada comodidad de los balcones. Para los demás, moverse en el tramo de Rosselló que va de Cartagena a Dos de Maig fue toda una odisea.

Un toque surrealista bañaba la escena cuando se acercaba uno a la zona a última hora. Sólo se veían cabezas en movimiento mientras llegaba, cantada, la conversación entre un tiburoncito y su progenitora: "Mama, avui m'he clavat un fil de coco dins un ull/ mama, qui som? / es papa diu que som es seu tigreton". Cantaba el grupo Antònia Font, que desde ayer mismo puede dejar de ser considerado el secreto mejor guardado del pop catalán. Sus deliciosas canciones fueron seguidas participativamente por la multitud, que dio muestras de conocerse tanto Alegría como Taxi o Batiscafo Katiuskas, los tres discos de donde el grupo obtuvo la mayor parte de su repertorio. Pop melódicamente intachable con letras bañadas por el humor y la ironía para solaz de todos aquellos que luego siguieron bailando con Ska Cubano.

Pero no todos eran felices. En la sociedad de la información, el propietario de un bar en la calle del Dos de Maig se veía superado por la multitud y sin género antes de tiempo. "Si lo llego a saber...", se lamentaba, reconociendo su imprevisión e ignorancia mientras decía por enésima vez a un cliente que ya no le quedaban latas. Un poco más arriba, ya llegaba del escenario el estruendo de Asian Dub Foundation, cuya imagen se proyectaba en una pantalla enfocada hacia Dos de Maig. Justo en la esquina con Rosselló, subida a una cabina de teléfonos bailaba una Shiva en leotardos que concentraba las miradas de los circundantes. El dub vigoroso y electrónico del grupo angloasiático azotaba las caderas de la diosa y ponía el punto de espectáculo improvisado para la multitud

Más tranquilo estuvo el ambiente en el Fórum, que ofreció techno bailable en el Espacio Movistar, con la entrada regulada a fin de garantizar comodidad, y rock al aire libre en el escenario de la MTV. En aquel escenario, la impresionante tormenta que se desarrollaba en alta mar puso un fondo de pirotecnia natural a las actuaciones de Infadels, rock ribeteado de electrónica; Dirty Pret Thigs, punk-rock melódico, y Standard, grupo nacional que por un cambio de orden cerró el escenario cerca de las cinco de la madrugada. Mientras tanto, en la carpa los momentos más álgidos los protagonizó el veterano Juan Atkins con una sesión de clásicos del techno en la que ni siquiera faltó el celebérrimo The bells, de Jeff Mills.

Pese a esta nutrida oferta, que además complementaba la Cadena 100 con su escenario, muchos asistentes prefirieron la discoteca móvil situada en uno de los bares del recinto. Allí, bailando con Abba y coreando Saca el whisky cheli, se pasaron la noche ignorando todo lo demás. Hay fiestas para todos.

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