Cartas al director

Aeropuertos 2006

Hemos asistido estas últimas semanas al gran caos aeroportuario. El Prat en pie de guerra y, semanas antes, las temidas y consabidas huelgas de pilotos. En fin, no quiero citar nombres porque todos sabemos de quién hablamos. Pero, de cualquier manera, pienso que una cosa es sentir la frustración a flor de piel y el razonable cabreo (por supuesto, justificado ante la inoperancia de algunos) y otra cosa muy distinta es que esos mismos sentimientos de impotencia y desaire nos lleven a la falta de respeto por las otras personas que están ahí haciendo su trabajo, bien o mal, pero haciéndolo. Entre ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hemos asistido estas últimas semanas al gran caos aeroportuario. El Prat en pie de guerra y, semanas antes, las temidas y consabidas huelgas de pilotos. En fin, no quiero citar nombres porque todos sabemos de quién hablamos. Pero, de cualquier manera, pienso que una cosa es sentir la frustración a flor de piel y el razonable cabreo (por supuesto, justificado ante la inoperancia de algunos) y otra cosa muy distinta es que esos mismos sentimientos de impotencia y desaire nos lleven a la falta de respeto por las otras personas que están ahí haciendo su trabajo, bien o mal, pero haciéndolo. Entre esos trabajadores me incluyo, y considero que ya está bien de estar casi siempre sometidos a las menciones de la madre de uno con muy malas intenciones, los gritos, las humillaciones; en general, la falta de respeto.

El cliente siempre tiene la razón, pero la razón hay que saber llevarla, argumentarla y compartirla. No se trata de a ver quién es el que más grita para ver cuánto consigue. Porque también gritan y se molestan cuando hacemos nuestro trabajo: cobrar el exceso de equipaje, pedirles la documentación. Evidentemente que pagamos justos por pecadores. Para reclamar un derecho hay que reconocerlo en el otro y ser digno poseedor de él.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En