Crítica:

Un álbum familiar

La novela más celebrada del norteamericano Glenway Wescott (1901-1987), El halcón peregrino, está narrada por Alwyn Tower, escritor en crisis, inseguro de su futuro artístico. En Las abuelas, publicada con anterioridad, se reconstruye la genealogía de los Tower, pioneros en Wisconsin a mediados del siglo XIX, deteniéndose en el nieto Alwyn, desde cuya perspectiva se rememoran las vicisitudes de los ancestros a través de un ilusorio narrador omnisciente.

Con acierto se ha dicho que Las abuelas se parece más a un álbum familiar que a una crónica del heroísmo. La épica...

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La novela más celebrada del norteamericano Glenway Wescott (1901-1987), El halcón peregrino, está narrada por Alwyn Tower, escritor en crisis, inseguro de su futuro artístico. En Las abuelas, publicada con anterioridad, se reconstruye la genealogía de los Tower, pioneros en Wisconsin a mediados del siglo XIX, deteniéndose en el nieto Alwyn, desde cuya perspectiva se rememoran las vicisitudes de los ancestros a través de un ilusorio narrador omnisciente.

Con acierto se ha dicho que Las abuelas se parece más a un álbum familiar que a una crónica del heroísmo. La épica del esfuerzo se remplaza aquí por la coloración lírica -que excluye igualmente lo sentimental- y por la introspección minuciosa de secretos no confesados: "Todos los secretos de todas las vidas", medita el joven Alwyn, "debían de ser así: imposibles de contar". No obstante, él necesita conocer el pasado: "Hasta que alcanzó la edad adulta, Alwyn Tower fue consciente de que todo el mundo era mayor que él". Así comienza la novela, y en consecuencia la narración se despliega hacia atrás, ramificándose en sucesivas generaciones, hasta abarcar casi cien años de la historia de Estados Unidos. Pero lo que en Pioneros (1916) de Willa Carther era resistencia y energía, en Las abuelas (1927) es futilidad y tristeza. El extravagante amor de Wescott por el pasado posee un narcisismo escéptico que impregna la novela de pesadumbre: "Todas las esperanzas tenían una cita con la decepción", dice uno de tantos aforismos que brotan al desgaire a lo largo de sus páginas.

LAS ABUELAS

Glenway Wescott

Traducción de Toni Hill

Lumen. Barcelona, 2006

432 páginas. 21 euros

Las abuelas fue celebrada,

en su momento, como "una conmovedora narración de la vida americana", y generó grandes expectativas sobre Wescott que éste no satisfizo, pese al éxito, en la década de los cuarenta, de sus novelas El halcón peregrino y Apartamento en Atenas (Lumen, 2004 y 2005), ambas mucho más concentradas, aunque de igual morosidad narrativa, aspecto que en Las abuelas resulta muy abusivo, dada su extensión, y a la larga francamente insustancial. El tiempo no ha sido benévolo con la prosa de Wescott, ni con su sentido de la reminiscencia. Deseaba emular el serpenteo de la memoria de Proust, pero su genio sólo alcanzó a avivar su imaginación narrativa con un registro más o menos notarial de la ficticia familia Tower, a la que atribuyó muchas cualidades de su propia familia. Sus personajes, a los que otorga la disposición a la desgracia, resultan simplemente enrevesados, pero no atractivos. Wescott no quería interpretar "como profecía la pobreza", y en tanto que escritor evitó el fracaso, como lo demuestra su escasa obra, apenas cuatro novelas, un puñado de relatos y un dilatado silencio.

El poeta, novelista y ensayista norteamericano Glenway Wescott.

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