Necrológica:

Oscar Moro, baterista argentino

Tocó con Litto Nebbia, León Gieco y Charly García

El baterista argentino Oscar Moro falleció el 11 de julio en su casa de Buenos Aires, víctima del alcoholismo a los 56 años.

Nacido en Rosario el 24 de enero de 1950, Moro tuvo una presencia constante en los primeros 20 años del rock argentino: tocó la batería con Los Gatos Salvajes, Los Gatos, la Nebbia's Band, Huinca, Aquarium, Color Humano, Pastoral, León Gieco, Billy Bond, La Máquina de Hacer Pájaros, Serú Girán, Moro-Satragni y Riff.

En sus 20 años de intensa vida de profesional de primera línea, Oscar Moro encarnó las pasmosas metamorfosis del rock argentino: del ...

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El baterista argentino Oscar Moro falleció el 11 de julio en su casa de Buenos Aires, víctima del alcoholismo a los 56 años.

Nacido en Rosario el 24 de enero de 1950, Moro tuvo una presencia constante en los primeros 20 años del rock argentino: tocó la batería con Los Gatos Salvajes, Los Gatos, la Nebbia's Band, Huinca, Aquarium, Color Humano, Pastoral, León Gieco, Billy Bond, La Máquina de Hacer Pájaros, Serú Girán, Moro-Satragni y Riff.

En sus 20 años de intensa vida de profesional de primera línea, Oscar Moro encarnó las pasmosas metamorfosis del rock argentino: del beat al rock duro, pasando por el hippismo y el sonido progresivo. Desapareció de la circulación en las dos últimas décadas, vencido por el alcohol, y ahora se ha sabido de su muerte, acontecida en el barrio porteño de Palermo el martes 11 de julio de 2006, a los 56 años.

Oscar Moro siempre recordaba sus ásperos inicios: en su Rosario natal, llevar melenitas a mediados de los 60 suponía jugarse la vida. Ya en Buenos Aires, participó en el momento en que el emergente rock argentino adquirió una filosofía o, al menos, una actitud: la grabación (1967) de La balsa, himno a la alienación que lanzaron con inmenso éxito Los Gatos. Moro se fue después con el líder gatuno, Litto Nebbia. Tenía olfato para elegir solistas ambiciosos: trabajó con el cantautor León Gieco antes de ponerse al servicio del inflamable Charly García, tocando los parches tanto en La Máquina de Hacer Pájaros, de onda sinfónica, como en el "supergrupo" Serú Girán. Se apreciaba su flexibilidad pero también su buen humor, tan necesario en aquellos años terribles en que el rock caminaba por el filo de la navaja.

Aprovechándose de la baraka de García, Moro superó íntegro los agrios años de la dictadura militar. En 1983, inició su proyecto personal, un fugaz dúo con el bajista Beto Satragni, que venía de Raíces, la misma banda en la que se dio a conocer Andrés Calamaro. Moro y Satragni sólo editaron un disco, hoy más recordado por la abundancia de estrellas invitadas (Charly, Luis Alberto Spinetta, Lito Epumer, Diego Rapoport, David Lebón etcétera).

En 1985, Moro militó brevemente en Riff, la banda metálica dirigida por el guitarrista Pappo. Pero el famoso baterista ya no era fiable: estaba cayendo por la pendiente que le llevaría a la oscuridad.

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