Los grandes filántropos

Multimillonarios en defensa del impuesto de sucesiones

La Casa Blanca sigue empeñada en abolir de forma permanente en EE UU el impuesto de sucesión. Es un objetivo tradicional de la agenda conservadora en Washington. Con ello esperan ahorrar a los millonarios 236.000 millones de dólares en una década.

El presidente George Bush la incluyó en su paquete fiscal de 2001, con la idea de que esta tasa se fuera diluyendo poco a poco hasta 2009 para fomentar el ahorro, la inversión y el crecimiento. Esta iniciativa se topa con una importante oposición, que llega curiosamente de los hombres más ricos del país.

Hace poco más de cinco años, War...

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La Casa Blanca sigue empeñada en abolir de forma permanente en EE UU el impuesto de sucesión. Es un objetivo tradicional de la agenda conservadora en Washington. Con ello esperan ahorrar a los millonarios 236.000 millones de dólares en una década.

El presidente George Bush la incluyó en su paquete fiscal de 2001, con la idea de que esta tasa se fuera diluyendo poco a poco hasta 2009 para fomentar el ahorro, la inversión y el crecimiento. Esta iniciativa se topa con una importante oposición, que llega curiosamente de los hombres más ricos del país.

Hace poco más de cinco años, Warren Buffett, George Soros y William Gates, padre del fundador de Microsoft, firmaban una carta con 120 multimillonarios estadounidenses para evitar que se elimine este impuesto porque dicen que "dañará a las familias que a duras penas llegan a fin de mes" y favorecerá injustamente a los herederos de los más pudientes. El impuesto sobre el patrimonio se mueve en una horquilla de entre el 37% y el 55%, y se calcula que afecta a unas 50.000 personas al año, que mueren con una fortuna superior al millón de dólares.

Las espadas siguen en alto un lustro después y esta semana el magnate volvía a pedir a los legisladores en el Capitolio, después de donar 37.000 millones de dólares, que hagan oídos sordos a la promesa electoral del presidente Bush. Hace tres semanas, el Senado estadounidense fracasaba por tan sólo tres votos en este intento, con la oposición de algunos miembros de las filas conservadoras.

Buffett considera que se trata de un impuesto muy "equitativo", que permite mantener la idea de la igualdad de oportunidades que domina el sueño americano.

El magnate opina que abolir esta tasa dará una ventaja "increíble" a una élite. En esa carta, los firmantes advertían de que se creará una aristocracia que transmitirá a sus sucesores el control sobre los recursos de la nación.

El Partido Demócrata pone número y calcula que la abolición de este impuesto costará a las arcas estadounidenses un billón de dólares durante la próxima década.

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