Reportaje:FIN DE SEMANA

Lodos y friegas con reloj de arena

Atmósfera de sosiego y lentitud en el balneario murciano de Archena

A la entrada misma del murciano valle de Ricote, uno de esos raros rincones peninsulares en los que el sector inmobiliario aún no ha perpetrado demasiados estropicios, se levanta el coqueto y señorial balneario de Archena, lugar concebido por la mente humana para vivir como un cura. No es exageración: sus casi 200.000 metros cuadrados a orillas del río Segura pertenecieron desde tiempos inmemoriales a la Orden de San Juan de Jerusalén, hasta que las desamortizaciones del siglo XIX los dejaron en manos seglares. En la actualidad, el complejo comprende tres hoteles (dos de cuatro y uno de tres e...

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A la entrada misma del murciano valle de Ricote, uno de esos raros rincones peninsulares en los que el sector inmobiliario aún no ha perpetrado demasiados estropicios, se levanta el coqueto y señorial balneario de Archena, lugar concebido por la mente humana para vivir como un cura. No es exageración: sus casi 200.000 metros cuadrados a orillas del río Segura pertenecieron desde tiempos inmemoriales a la Orden de San Juan de Jerusalén, hasta que las desamortizaciones del siglo XIX los dejaron en manos seglares. En la actualidad, el complejo comprende tres hoteles (dos de cuatro y uno de tres estrellas), 250 habitaciones, una galería termal con tratamientos para las musculaturas más apaleadas y dos grandes piscinas en las que el agua, a 31 grados, está programada para realizar toda clase de virguerías.

Archena, a 23 kilómetros al norte de Murcia capital y con unos 15.000 habitantes, ofrece algún detalle de cierto encanto, como las dos viejas norias de río, ese mercado de abastos con una fuente en el patio central o su solariega Casa Grande del siglo XV, reconvertida en Ayuntamiento. Pero si su nombre se ha hecho popular es por su singular balneario: apartado y deleitoso, aunque no exento de una cierta vocación kitsch. Sucede que en su interior se levanta también una recoleta iglesia en honor de la Virgen de la Salud, la patrona local, por lo que no es extraño que las parejas de recién casados y las niñas vestidas de primera comunión se entremezclen con el casi procesional trasiego de los albornoces y los gorritos azules y verdes de los bañistas. A ello se suma que el encargado de oficiar ciertas ceremonias es el televisivo padre Apeles.

Resulta ameno, y sobre todo muy reparador, pasar largos periodos en la zona de las piscinas. El pilón original, al aire libre, es un espacio muy agradable, pero una gran parte del público se termina decidiendo por la piscina cubierta, inaugurada hace apenas dos meses y dotada con toda clase de prodigios acuáticos: jacuzzis, camas de burbujas, chorros a presión para desentumecer las cervicales, borbotones y unas corrientes circulares que se activan cuando uno menos se lo espera, con resultados muy placenteros.

Escuadrón de masajistas

Tras el chapuzón, los menos concienciados se dejarán seducir por el mosto y las almendras fritas en los jardines del casino, cuyo salón de baile debió de ser en otros tiempos la envidia en varios kilómetros a la redonda. Pero quienes le hayan declarado la guerra a las contracturas acabarán bajando a las termas, unas galerías subterráneas donde un escuadrón de masajistas se afana por desentumecer los cuerpos serranos.

La oferta de curas es variada, pero resulta difícil retraerse a las aplicaciones de lodos, en las que el profesional embadurna al paciente con más de 15 kilos de barro calentado hasta los 44 grados centígrados por las zonas más baqueteadas del organismo: espalda, cuello, caderas, pantorrillas... Un gran reloj de arena sirve para calcular el cuarto de hora de tratamiento. La otra gran especialidad terapéutica de la casa es el "masaje Archena", una friega integral en la que el paciente ha de tumbarse tal y como vino al mundo (los muy pudorosos pueden dejarse la ropa interior). Los fisioterapeutas, fornidos ellos y muy resueltas ellas, combaten las lesiones deslizando los dedos entre una buena masa de barro. Y tras los bálsamos, un poco de ejercicio. Los monitores sugieren rutas para el senderismo, pero basta con perderse por las márgenes del Segura, frondosas y reconfortantes por este tramo, para acabar de ponerse el cuerpo a tono.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar- Por la A-30, se encuentra a poco más de 20 kilómetros de Murcia, a 120 de Albacete, a 200 de Valencia y a 362 de Madrid.Dormir- Balneario de Archena (902 33 32 22; www.balnearioarchena.com).Carreterra del Balneario, s/n. Archena (Murcia). El complejo ofrece alojamientos en los hoteles León (desde 46 euros), Levante (desde 56) y Termas (desde 59). Hay programas de dos noches, con tratamientos y media pensión, a partir de217 euros por persona.Comer- Imperdonable no disfrutar de las delicias de la huerta: alcachofas, pimientos, tomates de Muchamiel, etcétera.- Restaurante Villa Ceutí (968 69 38 81). Avenida del Río Segura, 20. Polígono industrial de Ceutí.A seis kilómetros del balneario. Unos 30 euros. Carnes espléndidas y una buena selección de vinos.AlrededoresCeutí, con una sorprendente colección de esculturas al aire libre y el museo interactivo Ceutimagina (www.ceutimagina.es). Y Ojós, a siete kilómetros, con su desfiladero y un mirador, el Salto de la Novia, de vistas muy reconfortantes.

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