El PP de Alicante aprueba las 15.000 casas de Rabassa en medio de una bronca vecinal

Díaz Alperi desaloja a 150 personas del pleno que gritaban a favor y en contra del plan

La aprobación en el pleno del Ayuntamiento de Alicante del plan Rabassa provocó ayer una bronca verbal entre defensores y detractores del programa. Los primeros desencadenaron los incidentes al exhibir pancartas a favor de las 9.000 viviendas protegidas del programa y con gritos de: "Rabassa sí; queremos casas"; los segundos respondieron con el lema "No a Rabassa; pelotazo urbanístico". Tras diez minutos de intercambio de gritos el alcalde, Luis Díaz Alperi, del PP, desalojó el salón de plenos. Luego el PP hizo valer su mayoría absoluta y aprobó el plan.

La aprobación definitiva por par...

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La aprobación en el pleno del Ayuntamiento de Alicante del plan Rabassa provocó ayer una bronca verbal entre defensores y detractores del programa. Los primeros desencadenaron los incidentes al exhibir pancartas a favor de las 9.000 viviendas protegidas del programa y con gritos de: "Rabassa sí; queremos casas"; los segundos respondieron con el lema "No a Rabassa; pelotazo urbanístico". Tras diez minutos de intercambio de gritos el alcalde, Luis Díaz Alperi, del PP, desalojó el salón de plenos. Luego el PP hizo valer su mayoría absoluta y aprobó el plan.

El grupo a favor del plan defendió las VPO y el opositor criticó su insostenibilidad

La aprobación definitiva por parte del Consistorio de la iniciativa urbanística más ambiciosa de la historia de Alicante, el plan Rabassa -15.000 nuevas viviendas, de ellas 9.000 de protección oficial en la periferia norte de la ciudad- estuvo precedida por una gran bronca verbal entre partidarios de detractores del polémico plan.

El primer colectivo -un centenar de personas- acudió a primera hora de la mañana al salón de plenos, y copó los asientos reservados al público. La mayoría portaba pancartas con el lema "Rabassa, Sí, queremos casas. VPO para todos". El segundo grupo -unas 50 personas- lo integraban miembros de la extinta plataforma Contra Rabassa, ahora Iniciativas Ciudadanas. Estos llevaban una pancarta con el lema "Stop al plan Rabassa, pelotazo urbanístico". Manuel Alcaraz, portavoz de la plataforma, denunció que los agentes de la Policía Local les requisaron la pancarta en la puerta principal del Consistorio, "mientras a los representantes del otro colectivo sí se les permitió entrar con las pancartas".

Los incidentes comenzaron nada más el secretario dio lectura al punto del orden del día del plan Rabassa. Los defensores del plan -por la oferta de viviendas sociales que incluye- desplegaron sus pancartas y comenzaron gritar: "Rabassa, Sí. Queremos casas". Los representantes del colectivo opositor respondieron con gritos de "Rabassa, no, pelotazo urbanístico".

Al cabo de unos 10 minutos de bronca verbal entre los dos grupos, el alcalde ordenó a los agentes de la Policía Local el desalojo del salón de plenos, porque, a su juicio, el comportamiento del público impedía el "desarrollo de la sesión". Entre los afectados por la medida decretada por Alperi estaba el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. El dirigente de la coalición aprovechó su visita a Alicante para mostrar el rechazó de su formación al proyecto.

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Tras la evacuación del salón de plenos, el PP hizo valer su mayoría absoluta para aprobar el programa que se desarrollará en una zona húmeda de la capital, las lagunas de Rabassa, y que recalificará 4,5 millones de suelo no urbanizable.

El alcalde defendió la "legalidad y oportunidad" del plan. Díaz Alperi justificó la iniciativa en la necesidad de satisfacer la demanda de vivienda protegida en la ciudad y precisó que el "proyecto de recalificación se ajusta al avance de revisión del PGOU".

El contingente de vivienda oficial también fue esgrimido por el promotor adjudicatario del proyecto, el constructor local, Enrique Ortiz. Unos días después de la aprobación provisional, el 25 de abril de 2005, el promotor abrió una oficina para tramitar las primeras preinscripciones de aspirantes a las entonces, y aún hoy, hipotéticas viviendas oficiales.

Arriba, asistentes al pleno protestan contra el Plan Rabassa. Abajo, Julio Llamazares y Glòria Marcos.PEP GARCIA

El daguerrotipo de Castedo

"Rectificar es de sabios", se justificó el ahora portavoz del grupo socialista, Manuel de Barros. Dicho y hecho. Los concejales del PSPV-PSOE del Ayuntamiento de Alicante, incluidos Blas Bernal y Ángel Franco que tuvieron que ceder el poder por su empecinamiento en defender una propuesta que casi nadie en la izquierda quería, votaron en contra del Plan Rabassa. Que la concejal de Urbanismo del PP, Sonia Castedo, esgrimiera una fotografía de abril de 2005, en la que los ediles socialistas quedaron retratados para la posteridad apoyando el proyecto del promotor Enrique Ortiz, no sirvió de nada. Rectificar es de sabios -"y en política mucho más"- insistió De Barros frente a las intervenciones del alcalde haciéndole ver la contradicción que suponía el haber votado primero una cosa y ahora su contraria. El daguerrotipo de la concejal Castedo quedó como una imagen antigua, de color sepia pese al escaso tiempo transcurrido desde la posición inicial de los socialistas en apoyo del plan.Tanto ha cambiado las cosas, que el portavoz socialista insinuó que, detrás de la presencia de vecinos favorables al proyecto de Rabassa, se encontraba "una mercantil", dijo. Y todos sabían a cuál se refería. Ha pasado un año y quedan lejos los tiempos en que Rabassa unía al PP, a un sector del PSOE de Alicante y a un promotor.

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