"El desafío que plantea África desborda la capacidad de España"

La diplomacia española solo tiene en boca dos expresiones estos últimos días: Plan África y Conferencia euro-africana de Rabat. Son las dos iniciativas con las que el Gobierno intenta dar una respuesta no solo policial al reto planteado por la inmigración irregular de subsaharianos. Bernardino León, malagueño de 41 años, empezó su carrera diplomática en una Liberia asolada por la guerra civil antes de trasladarse a Argelia. Ahora, como secretario de Estado de Asuntos Exteriores, ha tenido una gran participación en la puesta a punto de ambas iniciativas.

Pregunta. ¿Han tenido que ...

La diplomacia española solo tiene en boca dos expresiones estos últimos días: Plan África y Conferencia euro-africana de Rabat. Son las dos iniciativas con las que el Gobierno intenta dar una respuesta no solo policial al reto planteado por la inmigración irregular de subsaharianos. Bernardino León, malagueño de 41 años, empezó su carrera diplomática en una Liberia asolada por la guerra civil antes de trasladarse a Argelia. Ahora, como secretario de Estado de Asuntos Exteriores, ha tenido una gran participación en la puesta a punto de ambas iniciativas.

Pregunta. ¿Han tenido que llegar oleadas de inmigrantes subsaharianos para que el Gobierno descubra África con el plan que lleva el nombre del continente?

"Atajaremos en breve el flujo de 'sin papeles' en Canarias. Por eso desembarcan tantos. Las mafias les dicen que ahora o nunca"

"¿Tiene sentido que toda el África subsahariana, incluidos los países lusohablantes, reciba menos cooperación española que Bolivia?"

Respuesta. No. Los subsaharianos ya llegaban aunque antes lo hacían desde Marruecos y el Sáhara. En el Plan África que hemos elaborado la inmigración es uno solo de los siete capítulos. En África subsahariana el despliegue español, empezando por el diplomático, obedecía a un diseño de los años setenta. Estaba dirigido a defender ante los pesos pesados de la antigua Organización de la Unidad Africana la españolidad de Canarias. Es hora de actualizarlo.

P. Intentar detener la emigración de todo un continente y fomentar el desarrollo de la región más pobre y desestructurada del mundo, ¿no es poner puertas al campo?

R. ¿Qué quiere que hagamos? ¿Que permanezcamos de brazos cruzados mientras se vacía África de su juventud que emigra o padece el sida? El desafío que plantea el continente desborda, por supuesto, las capacidades de España y por eso queremos vincular nuestro esfuerzo con los de la UE, el G-8, la iniciativa de Tony Blair e incluso la nueva política africana de China.

P. La cooperación española estaba hasta ahora concentrada en las ex colonias y, en menor medida, en el África lusohablante porque Portugal no daba abasto. ¿Tiene sentido ir esparciendo migajas por toda África Occidental con la que España carece de vínculos?

R. ¿Tiene sentido que toda el África subsahariana, incluidos los países luso hablantes, reciba menos cooperación que Bolivia? Y no van a ser migajas porque, al final de esta legislatura, España dedicará el 0,5% de su PIB a la ayuda al desarrollo. Le diré además que los vínculos no son inmutables. Algunos se refuerzan con el paso del tiempo. Malí, por ejemplo, el país que nos manda más emigrantes, está a tan solo un par de horas de avión de algunos puntos de la geografía española y recibe ya 20.000 turistas españoles al año. Por eso abrimos allí una embajada.

P. ¿No es, en el fondo, el Plan África un intento de atenuar la alarma social causada por la inmigración clandestina? ¿No sería mejor explicar a la opinión pública que la inmigración se frena pero nunca se detiene?

R. No hay que ver a África como una amenaza con tanta mayor razón que los subsaharianos sólo representan el 3% de los extranjeros censados. Explicamos que el problema de fondo no se soluciona en 24 horas. En cambio, vamos a ser capaces de atajar en breve el flujo de sin papeles. Por eso están desembarcando tantos inmigrantes estos días en Canarias. Las mafias saben que el próximo despliegue de ocho patrulleras a lo largo y ancho de la costa mauritana y la ayuda que Francia nos brindará en Senegal, van a taponar la zona. Meten prisa a los candidatos a emigrar. Les insisten en que es ahora o nunca.

P. ¿No será, como sostiene el PP porque se ha producido un efecto llamada tras la regularización masiva de 2005?

R. Eso es pura demagogia. Años atrás, en 2004, desembarcaron más inmigrantes en las costas andaluzas y canarias. Seamos serios. Están llegando porque están sumidos en la miseria, pero en un mundo globalizado que hace que sean conscientes de cómo se vive en el hemisferio norte y cómo se accede a ese El Dorado.

P. En el 2004 zarpaban de Marruecos y del Sáhara Occidental.

R. Y ese es el éxito más llamativo de la buena relación que hemos establecido con Marruecos, aunque hay otros muchos aspectos menos espectaculares como el acuerdo de pesca.

P. Marruecos es un Estado que, dedicándole muchos esfuerzos, controla sus fronteras. El Estado es más bien evanescente en varios de los países africanos de dónde sale la emigración.

R. Es un reto añadido. Por eso parte del Plan África está dedicado a fortalecer las instituciones y a fomentar la gobernanza democrática. Por eso no queremos firmar meros acuerdos de readmisión sino que estamos trabajando para concluir acuerdos de cooperación migratoria con una decena de países.

P. El día en que Mauritania y Senegal queden sellados, las embarcaciones zarparán de Gambia y de las dos Guineas.

R. No. Los cayucos tienen un radio de acción que no va más allá de Senegal. Incluso zarpando desde allí necesitan acercarse a Mauritania para repostar.

P. A menos que no haya buques nodriza que los remolquen y los abastezcan.

R. Ni los satélites, ni las observaciones aéreas ni los testimonios de pesqueros señalan, por ahora, su existencia.

P. En julio se celebrará la Conferencia euro-africana de Rabat sobre migraciones promovida por España, Francia y Marruecos y respaldada por la UE. Argelia la boicoteará al no haber sido invitada la Unión Africana. ¿No nace coja?

R. Con o sin Argelia la conferencia siempre tendrá sentido. Ahora bien, sería más eficaz con la participación de Argelia, un país importante en África. Confío en que se encuentre una fórmula para que esté presente.

P. ¿Cree usted que en el Magreb, donde Argelia y Marruecos rivalizan, se puede marginar a uno de los dos pesos pesados a la hora de anunciar una iniciativa sobre inmigración?

R. Al día siguiente de que se anunciase la conferencia, el director general de África, Álvaro Iranzo, entregó los primeros papeles al embajador argelino. El tema de fondo es que nosotros creemos que el debate migratorio será más provechoso si es subregional, y Argelia desea incorporar a toda la Unión Africana, incluidos países de África Austral poco concernidos.

P. Han apostado tanto por Marruecos que el ministro argelino de Exteriores, Mohamed Bedjaoui, se enfadó y canceló su visita a Madrid del 5 de mayo.

R. Y el 18 de mayo, el presidente Buteflika acudió a la inauguración de la exposición sobre Ibn Jaldún en Sevilla. No habría venido si la relación no fuese cordial.

P. Pero el presidente Zapatero no convenció allí a Buteflika de que estuviese representado en la conferencia de Rabat.

R. Le hizo una exposición de la situación, sobre todo en Canarias, y le expresó su preocupación. Buteflika le explicó a su vez que para Argelia, país de tránsito, la situación era también complicada. Coincidieron en la necesidad de ahondar la cooperación internacional.

P. África, subrayó antes, no debe ser percibida como amenaza. Tampoco pretenderá que se la vea como oportunidad.

R. Varios conflictos de África Occidental se han resuelto. De Senegal a Malí y Níger la democracia avanza. No es un agujero negro sin solución. Hay motivos para la esperanza.