El jamón 'c'est bon'

Bocuse, Arzak y Adrià, de hermandad en el Salón Club de Gourmets de Madrid

Con unos buenos platos de jamón ibérico por medio, Paul Bocuse, el prestigioso chef francés de la nouvelle cuisine, vivió ayer una jornada de hermandad con sus colegas españoles Juan Mari Arzak y Ferran Adrià, durante el Salón Internacional Club de Gourmets, que se celebra hasta el jueves en el recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid.

"¿C'est bon el jamón?", le preguntaba el cocinero vasco a Bocuse, y éste asentía satisfecho, mientras un joven cortador se afanaba con una paleta. El cocinero francés intercambiaba sonrisas cómplices con Adrià y Juli Soler, respon...

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Con unos buenos platos de jamón ibérico por medio, Paul Bocuse, el prestigioso chef francés de la nouvelle cuisine, vivió ayer una jornada de hermandad con sus colegas españoles Juan Mari Arzak y Ferran Adrià, durante el Salón Internacional Club de Gourmets, que se celebra hasta el jueves en el recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid.

"¿C'est bon el jamón?", le preguntaba el cocinero vasco a Bocuse, y éste asentía satisfecho, mientras un joven cortador se afanaba con una paleta. El cocinero francés intercambiaba sonrisas cómplices con Adrià y Juli Soler, responsable junto a éste de El Bulli, y se fotografiaba con cuantos admiradores le pedían una instantánea.

Bocuse es uno de los dioses del Olimpo de la cocina fraguado por los galos, pero ahora en ese Olimpo los españoles tienen mucho que decir. Adrià ha sido elegido por aclamación internacional el cocinero más influyente del mundo y su restaurante, el mejor del planeta. Bocuse no muestra celos y manifiesta admiración por Arzak, Adrià, Santi Santamaría y Martín Berasategui. "No hay rivalidad entre los cocineros franceses y españoles", dijo el veterano cocinero. Adrià manifestó la misma opinión: "Hay fraternidad, no hay rivalidad", y también su reconocimiento: "Estamos delante de una leyenda. Bocuse es, seguramente, con Michel Guerard el padre de la cocina contemporánea. Estar por encima del bien y del mal es muy difícil, y él lo está. Los franceses han comprendido que el mundo es muy grande".

Y eso es cierto a juzgar por la opinión de Bocuse: "Los cocineros somos una gran familia, donde sus miembros son diferentes y cada uno tiene su personalidad. Pero sí coincidimos en la calidad de los productos. España tiene muy buenas materias primas y la exigencia de los chefs ha hecho que esa calidad se mantenga y se mejore".

Y a probar esos productos se lanzó ayer Paul Bocuse, escoltado por sus amigos cocineros. Cató aceite de oliva y vino de Toledo junto al marqués de Griñón, probó vino blanco de las Rías Baixas y disfrutó de una variada comida en el restaurante dedicado a Andalucía dentro del Taller de los Sentidos Gourmet. El chef saboreó caviar y carne del esturión del Guadalquivir, melva canutera, alcachofas y gambas de Huelva, regadas con manzanilla. Los elogiosos "c'est bon" volvieron a oírse.

"Bocuse es un joven que tiene una gran pasión por la cocina", comentaba cariñoso Arzak mientras le enseñaba los platos que preparaban ayer los jóvenes restauradores españoles. Porque el patriarca francés de los fogones visitaba el Salón de Gourmets para animar a los concursantes españoles de su famoso Campeonato Mundial Bocuse D'Or.

Paul Bocuse, entre Juan Mari Arzak y Ferran Adrià, presentó el concurso Bocuse D'Or.CRISTÓBAL MANUEL

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