El equipo del Instituto Labayru

Ander Manterola, director del Instituto Labayru, comentaba el otro día mientras Luis Ángel Gaintza paseaba por las dependencias de este centro, que alberga una biblioteca de más de 50.000 volúmenes, e impulsora de los cuadernos Etniker: "Hace falta gente así en el mundo de la cultura, que revuelva entre los papeles". Efectivamente, Gaintza no para: recién jubilado, no sólo ha continuado con su tarea recopiladora, sino que ha formado un grupo que colabora desinteresadamente con el Instituto Labayru.

Lo cierto es que este centro de documentación, como todos, se veía sobrepasado por...

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Ander Manterola, director del Instituto Labayru, comentaba el otro día mientras Luis Ángel Gaintza paseaba por las dependencias de este centro, que alberga una biblioteca de más de 50.000 volúmenes, e impulsora de los cuadernos Etniker: "Hace falta gente así en el mundo de la cultura, que revuelva entre los papeles". Efectivamente, Gaintza no para: recién jubilado, no sólo ha continuado con su tarea recopiladora, sino que ha formado un grupo que colabora desinteresadamente con el Instituto Labayru.

Lo cierto es que este centro de documentación, como todos, se veía sobrepasado por la documentación que le llegaba. "Así que, después de hablar con la dirección, propusimos la formación de un equipo que fuera catalogando todo este material que se considera secundario en el campo de la Biblioteconomía". Carteles, revistas o panfletos testigos de una época apasionante, que desde hace un par de años este grupo de diez jubilados viene organizando metódicamente.

"Cada uno tenemos nuestro campo: hacemos una selección previa de carteles, completamos colecciones de revistas, las preparamos para la encuadernación; sin ningún compromiso firme, pero con interés". Un paseo por las dependencias del Labayru con Gaintza permite disfrutar de esta pasión por todos estos materiales efímeros, pero vitales.

"Claro que me daba cuenta cuando obtenía un documento de valor, en el momento en que me lo entregaban, pero al final eso se olvida; lo que importa es recopilar esos materiales, cualesquiera que sean, desde carteles de toros a programas de fiestas. Imagínese, dentro de 100 años, cuando alguien estudie las fiestas en el País Vasco, el valor de esta documentación".

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