Entrevista:TXEMA MONTERO | El futuro de Euskadi

"El comunicado está pactado. Y el Estado ha puesto lo de permanente"

El abogado y ex dirigente de la extinta HB Txema Montero, (Bilbao, 1954) cree que se puede estar ante un proceso irreversible, aunque mantiene sus reservas. Montero participó en las conversaciones de Argel, en 1989.

Pregunta. ¿ETA ha llegado a esta decisión asumiendo su derrota, como usted defendía?

Respuesta. Sí y no. Parece que es ETA la que tiene el dominio del acto del alto el fuego. Pero cuando en el siguiente párrafo dice que hay que dar la oportunidad a que todas las opciones políticas se desarrollen, está diciendo lo que le duele: que quiere estar políticame...

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El abogado y ex dirigente de la extinta HB Txema Montero, (Bilbao, 1954) cree que se puede estar ante un proceso irreversible, aunque mantiene sus reservas. Montero participó en las conversaciones de Argel, en 1989.

Pregunta. ¿ETA ha llegado a esta decisión asumiendo su derrota, como usted defendía?

Respuesta. Sí y no. Parece que es ETA la que tiene el dominio del acto del alto el fuego. Pero cuando en el siguiente párrafo dice que hay que dar la oportunidad a que todas las opciones políticas se desarrollen, está diciendo lo que le duele: que quiere estar políticamente presente y con la lucha armada no es posible. Si eso no es una declaración de derrota, llamémosle entonces una estrategia sostenidamente equivocada a través de 50 años.

"Creo que es muy difícil que haya un rebrote de las acciones armadas de ETA, porque ¡es tanto lo que tienen que perder!"
"El precio político puede ser minorizar el Gobierno vasco y desinstalar al PNV de las instituciones. Entiendo sus suspicacias"
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P. ¿Cuáles son las lecciones de las conversaciones de Argel?

R. Allí no había una agenda, es decir no se sabía adónde queríamos llegar, ni tampoco las estaciones intermedias. Y no podemos olvidarnos que en Argel estaban sentados ETA y los GAL, dos contendientes con intereses en resolver algo, pero no había sustrato político. El sustrato político era por elevación al presidente de Gobierno. Pero Felipe González dijo: "bueno esto es un asunto de cierta bilateralidad, así que que lo arreglen éstos". No se implicó.

P. ¿En esta ocasión, está involucrado Zapatero?

R. Aquí sí que hay un fondo político. Y, además, no partimos de cero. No estamos con el folio en blanco, como dicen algunos en lo que a la normalización se refiere. Desde el plan Ibarretxe, el plan Guevara, hay bastantes cosas para empezar a hablar. La cuestión es si estamos en un proceso donde lo único que se hace es administrar un tiempo porque me conviene para un calendario electoral o, por el contrario, ante un proceso que una vez verificado, y eso no puede llevar más de tres semanas, nos ponemos a trabajar y a darle contenido.

P. ¿Cómo ha llegado ETA a tomar esta decisión?

R. Su situación militar tenía una ecuación muy simple: más tiempo entre acción y acción y menos tiempo entre detención y detención. La cuenta de resultados de ETA era catastrófica. Si hacía algo, todo el mundo estaba en contra; y si dejaba de hacer, todo el mundo pensaba que era por debilidad. Y luego se producen errores que eran insoportables para la sociedad: se empieza con el niño Alberto Muñagorri, seguimos con Yoyes, continuamos con Hipercor. Y hay un punto de inflexión cuando ETA empieza a matar políticos. Luego está la escena internacional. El 11-M me parece muy importante, y la decisión del IRA.

P. ¿Y el Gobierno socialista?

R. El PSOE y el PP optaron por cercar a Batasuna, ilegalizándola, lo que ha dado un resultado bueno. Positivo para quienes pretendían esa estrategia. La situación que vivimos ahora no es ajena a eso. ¿Qué ocurre? Que además han logrado un efecto no pretendido: que ese mundo descubra la democracia representativa. ETA hace tiempo que dejó de pensar que con la estrategia militar iba a doblegar al Estado. Los tres miedos de ETA son que la derroten, una posible escisión o acabar en el reformismo como ETA político militar.

P. ¿Cree que ETA no hubiese dado ese paso con el Gobierno anterior, pese al grado de debilidad al que ya había llegado?

R. El Gobierno del PP no tenía la sensibilidad para hacer el ajuste fino que tiene este Gobierno: dar una salida a quien está en una situación no diré terminal, pero sí muy complicada. La inteligencia de esta operación es darle una salida política con esa frase un tanto mágica de Zapatero: "no se puede pagar un precio político para la paz, pero la política puede hacer mucho para la paz".

P. ¿Es una decisión irreversible?

R. Hay varios peligros: acciones provocadoras de parte de los servicios secretos o próximos a ellos que tengan interés en que esto fracase o del complejo policial industrial (servicios dependientes de seguridad) con mucho dinero en juego y donde se entremezclan antiguos funcionarios de policía, etc. No tengo datos y no quiero alentar fantasmas. Puede haber un grupo de ETA que empiece a presionar..., o que los presos no tengan un tratamiento urgente. De los 600 y pico presos, unos 200 deberían estar ya en la calle. Pero veo difícil un rebrote de las acciones armadas, porque ¡es tanto lo que tienen que perder!

P. ¿Está el comunicado pactado?

R. Y muy medido. El comunicado fue pactado entre ambos. ETA puso lo de alto el fuego y el Ejecutivo, lo de permanente. Mi experiencia de Argel es que estuvimos 20 horas para hacer el comunicado final, y aquello era una especie de corta y pega.

P. ¿Qué papel debe jugar el Gobierno vasco?

R. No el de dinamizador del proceso de paz, sino abordar el proceso de normalización política, la inclusión plena de quienes han estado fuera de las instituciones y fijar el suelo de las aspiraciones de los vascos en relación con el Estado. Pero no desde los grandes principios de la autodeterminación, sino desde la coparticipación en el Estado. Debe ayudar a la clarificación terminológica y política.

P. ¿Habrá precio político?

R. Mi reserva es que el precio político sea minorizar el Gobierno vasco y desinstalar al PNV de las instituciones. Como no ha habido claridad, entiendo las suspicacias del PNV.

P. ¿Qué se ha encontrado Josu Ternera en la dirección etarra?

R. La historia de ETA es la de aquel que en la dirección ve un poco más allá y que se encuentra con los recalcitrantes que son sus antiguos compañeros que están en paridad con él. Pero la presión policial ha forzado por la vía de los hechos un cambio generacional en la cúpula de ETA y Ternera se ha encontrado con un desconocido como [Garikoitz Aspiazu] Txeroki, un chaval que no ha nacido políticamente en la lucha contra el franquismo, sino contra el autonomismo; no contra la Guardia Civil, sino contra la Ertzaintza y bregado en la kale borroka. Y de repente se encuentra dirigiendo el artefacto. Lo ha tenido más difícil y seguro que Txeroki le habrá dicho: ¿tú cuándo me engañabas, cuando me decías que había que utilizar la lucha armada, que había que socializar el sufrimiento o ahora cuando me dices que no tiene sentido? Porque la narrativa es muy parecida, el opresor Estado español, los regionalistas entreguistas, etc. Y es verdad porque hasta hace nada se ha estado a punto de un enfrentamiento civil como fórmula de superar el conflicto a pesar a decir que con el PSOE hay una posibilidad de salida.

P. ¿Cómo ve el papel de las víctimas?

R. Su función no es la de marcar la agenda política. Hace unos días participaba en un debate junto a Ruben Múgica y él me hablaba sobre los vencedores y vencidos. Y vencedores son, decía, los que siempre han aceptado las reglas del juego democrático y han perseguido al terrorismo, mientras que vencidos eran los que han matado, secuestrado o les han apoyado. Yo le contesté que soy un vencido, porque la mitad de mi vida política he estado colaborando y haciendo apología del terrorismo. Pero le dije que en su partido político [el PSOE] hay gente que ha hecho lo que yo no hice: matar, secuestrar, ser miembros de ETA o del GAL, ¿esos qué son? Y ¿quiénes no han tirado el jersey al aire con la canción de Voló, voló Carrero [Blanco] voló?

Txema Montero, en los jardines de Albia, en Bilbao.LUIS ALBERTO GARCÍA

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