Corrupción en Marbella

Joven, discreto y contundente

El juez Torres actúa con cautela y rehúye el protagonismo

Cinco días antes de que la corrupta vida política de Marbella se viera revolucionada por la Operación Malaya, Miguel Ángel Torres Segura -titular de Juzgado número 5 de Marbella- se encontraba en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. El juez que ha enviado a la cárcel al supercacique local, Juan Antonio Roca, y a sus subordinados, la alcaldesa, Marisol Yagüe, y la primera teniente de alcalde, Isabel García Marcos, dictó ante 400 alumnos una conferencia titulada El delito de blanqueo de capitales y su persecución en el ámbito judicial. Según los...

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Cinco días antes de que la corrupta vida política de Marbella se viera revolucionada por la Operación Malaya, Miguel Ángel Torres Segura -titular de Juzgado número 5 de Marbella- se encontraba en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. El juez que ha enviado a la cárcel al supercacique local, Juan Antonio Roca, y a sus subordinados, la alcaldesa, Marisol Yagüe, y la primera teniente de alcalde, Isabel García Marcos, dictó ante 400 alumnos una conferencia titulada El delito de blanqueo de capitales y su persecución en el ámbito judicial. Según los organizadores del acto, en la charla académica el joven magistrado -cumplirá 35 años el próximo jueves- entreveró los aspectos teóricos con su experiencia personal en la materia, que hasta el miércoles pasado incluía como hito más notable la Operación Ballena Blanca. La intervención en la misma universidad en la que se licenció en Derecho con 23 años revela que a pesar de su extrema discreción -cuando instruye casos relevantes come y cena en el juzgado para evitar a redactores y fotógrafos de prensa- el magistrado no vive aislado de la sociedad.

Según fuentes policiales, Torres sólo da curso a las investigaciones de los cuerpos de seguridad cuando vienen muy bien fundamentadas. Las mismas bases sólidas le gusta aplicar a sus resoluciones, redactadas en un estilo sorprendentemente pulcro tras largas sesiones de interrogatorio. Por ejemplo, el auto por el que mandó a Roca a la cárcel tras cuatro horas de preguntas es un ejemplo de contundencia, en el que no tiene empacho en tachar a la alcaldesa marbellí de "simple marioneta" en manos del sumo muñidor del urbanismo de la ciudad. Sin embargo, el celo del magistrado por sustraer los resultados de su trabajo del foco de los medios de comunicación es tal que, según fuentes de la investigación, le molestó que el Ministerio del Interior emitiera una nota de prensa en la que ni siquiera se informaba de que había detenidos, cuando ya hacia dos horas que se conocían los arrestos de la alcaldesa y de Roca

Tras terminar sus estudios, se buscó un preparador -otro juez- que lo ayudara a obtener la plaza en las oposiciones convocadas en noviembre de 1996. Después de ingresar en la Escuela Judicial, su primer destino le llevó, en julio de 2000, al Juzgado número uno de Santa Fe, a pocos kilómetros de su Granada natal. El 31 de enero de 2003 fue ascendido a magistrado, y su nuevo puesto le llevó al Juzgado de Marbella en el que se ha hecho célebre a su pesar. En septiembre pasado consiguió la titularidad del Juzgado de lo Penal número 5 de Granada; sin embargo, Torres aceptó seguir en Marbella en comisión de servicios hasta que termine la instrucción del caso Ballena Blanca, que comenzó en septiembre de 2003 y en la que se detuvo en abril de 2005 a 41 personas de seis nacionalidades, entre ellos tres notarios y siete abogados, y se incautaron bienes por 250 millones de euros. Precisamente entre los letrados defensores de los imputados se encuentran los principales detractores del magistrado, alguno de los cuales ha llegado a afirmar que Torres "identifica a un procurador o un abogado con sus clientes".

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