Cartas al director

El tren comienza a andar

Estamos viviendo unos momentos históricos que pueden ser esenciales para la historia de Euskadi. Por ese motivo, y desde mi experiencia como vasco que siempre ha vivido con ETA, me gustaría solicitar a todos algo que para mí resulta fundamental en estos momentos: calma.

Hemos vivido otras treguas que, aunque no se parecen a ésta, acabaron en fracaso, hemos vivido otros momentos de ilusión que acabaron en la tragedia de siempre. Ahora parece que el tren comienza a andar, aunque ya lo había hecho antes de que nos enteráramos. Va muy despacio, pero hacia delante, y puede ser que lleguemos ...

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Estamos viviendo unos momentos históricos que pueden ser esenciales para la historia de Euskadi. Por ese motivo, y desde mi experiencia como vasco que siempre ha vivido con ETA, me gustaría solicitar a todos algo que para mí resulta fundamental en estos momentos: calma.

Hemos vivido otras treguas que, aunque no se parecen a ésta, acabaron en fracaso, hemos vivido otros momentos de ilusión que acabaron en la tragedia de siempre. Ahora parece que el tren comienza a andar, aunque ya lo había hecho antes de que nos enteráramos. Va muy despacio, pero hacia delante, y puede ser que lleguemos a ese día en que desaparezca eso que ya dura más de 30 años.

Por eso, hagamos las cosas bien, y hacerlas bien significa hacerlas con calma y sin juzgar ni entrar a valorar lo que todavía no ha llegado. A ver hasta dónde llegamos.- Ángel García Vegas.

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Tengo 35 años. He nacido con las bombas de ETA y con ellas he crecido, hasta llegar a pensar que eran parte de mi vida y que nunca la iban a abandonar. Parece vislumbrarse, ahora, una esperanza de que cesen las bombas y se apacigüen las tensiones. Y de que no se cometan actos de lesa majestad, como privar a las personas de la mayor de las libertades, el derecho a su vida.

Hace pocos días, una mujer habló desde ETA con palabras de paz. A algunos pocos nos parece que la paz es la mejor bandera que se puede alzar y la evolución, la mayor nación; que poder vivir tranquilos en un país en paz es un raro triunfo y un privilegio que hay que defender con todo cuidado y con el cuidado de todos, y que, como ya ocurrió en nuestra modélica transición, se pueden pagar precios políticos para lograrlo.

Parece que este Gobierno evoluciona, que ETA quiere evolucionar también y salir de un laberinto del que parecía imposible de tan enquistado, el de la violencia. Parece que los que nazcamos y muramos, pisemos, pasemos y paseemos por este país vamos a poder quitarnos un peso de encima, que arrastramos ya durante demasiados años, como nos quitamos el peso de la guerra de Irak en cuanto pudimos expresarnos.

La prudencia debe volverse optimismo, porque, como ocurre en la Bolsa ocurre en la política, debemos con nuestro optimismo ayudar a este paso a ser más real, a materializar la esperanza en la paz.- Martín Gómez-Ullate García de León.. Madrid

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