Columna

Los nacionales

Me parece absurdo centrar el debate de la reforma del Estatuto de Andalucía en las cosas que menos interesan a los ciudadanos, de manera especial sobre si Andalucía es una nación o debe ser considerada como tal, sea cual sea la fórmula que se busque : "sentimiento nacional", "realidad nacional" o "identidad nacional". A nadie le preocupa lo más mínimo. No sólo porque así lo dicen de manera abrumadora las encuestas (el 95% de los andaluces no consideran Andalucía una nación), sino porque si preguntamos a cada uno en nuestro entorno podremos llegar a idéntica conclusión. Andalucía no es una naci...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me parece absurdo centrar el debate de la reforma del Estatuto de Andalucía en las cosas que menos interesan a los ciudadanos, de manera especial sobre si Andalucía es una nación o debe ser considerada como tal, sea cual sea la fórmula que se busque : "sentimiento nacional", "realidad nacional" o "identidad nacional". A nadie le preocupa lo más mínimo. No sólo porque así lo dicen de manera abrumadora las encuestas (el 95% de los andaluces no consideran Andalucía una nación), sino porque si preguntamos a cada uno en nuestro entorno podremos llegar a idéntica conclusión. Andalucía no es una nación. Llamarla de tal manera no sólo no aporta nada sino que significa un atropello al sentido común, lo proponga Clavero Arévalo o cualquier experto. No existe ninguna realidad nacional. Estoy en este asunto completamente de acuerdo con el PP. De la misma manera, me parece ridículo tener que estar recordando cada día toda esa monserga de España, patria común e indivisible que, al parecer, reconforta a los patriotas de pandereta. Veo necesario reformar el Estatuto, ampliar las competencias de la Comunidad, mejorar la financiación y garantizar las competencias ante el peligro del advenimiento de otro cuatrienio negro como el último de Aznar. Creo que cualquier sistema de financiación debe basarse en la capacidad normativa propia. Es necesario incorporar competencias hasta ahora exclusivas del Estado por la vía del artículo 150.2, de manera especial la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Me parece excelente que se incluya el derecho a una muerte digna, la educación laica, la protección a la orientación sexual de cada cual, el control sobre los colegios concertados y la cesión de competencias y recursos a los ayuntamientos. En general, es una oportunidad para regular y ampliar los derechos civiles y el futuro de Andalucía.

La actuación del PA en este debate viene motivada por la debilidad de su dirección. Los dirigentes andalucistas buscan la manera de llevar a cabo una actuación estridente para recuperar algo de protagonismo en un momento trascendental para su futuro. Cuando se debatió el Estatuto vigente, el entonces PSA defendió con ardor la definición de Andalucía como nacionalidad, lo que fue un acierto porque la Constitución hace una diferencia entre nacionalidades y regiones, que parece desarrollarse entre la vía rápida y plena del 151 y la lenta y menor del 143. Aquello fue un éxito y colocó a Andalucía en plano de igualdad con las tres comunidades que habían aprobado su estatuto antes de la guerra civil . El PSOE, mayoritario también entonces, supo ver este camino y encabezar la conquista de la autonomía plena. Ahora, en cambio, no podemos actuar con complejos e ir al rebufo de otros. No tengo muy claro si Cataluña es una nación, pero así parece defenderlo una mayoría amplia de su Parlamento y su ciudadanía. Lo que no podemos es seguir esa estela. Si Clavero propone que Andalucía es una "realidad nacional" no tenemos por qué aceptarlo sin más, por mucho currículo que tenga el ex ministro. Clavero, desde luego, ha dejado en mala posición al PP, que ve el debate con incomodidad por la especial relación de Javier Arenas con el profesor. Lo diga Clavero o lo acepte el PSOE, Andalucía no es ninguna realidad nacional. El movimiento del partido socialista hacia los postulados andalucistas no sirve nada más que para excluir al PP sin convencer al PA. Se nota incluso que la mayoría de los dirigentes socialistas están incómodos con esta solución. No porque lo ponga el preámbulo del nuevo estatuto Andalucía es una realidad nacional ni a la mayoría le preocupa lo más mínimo. Quizá haya que repetir la frase de que la patria es el refugio de los canallas, sea la patria andaluza o la patria española. El nacionalismo es una fuente constante de guerras y conflictos, casi al mismo nivel que la religión. La llamada fórmula Clavero me parece tan absurda como la reiteración de la patria común e indivisible referida a España. Ni España se rompe ni Cataluña va a tener privilegios. Antes debemos abordar la realidad y redactar los instrumentos legales que sirvan a los intereses de la mayoría de los andaluces. Me parece más importante exigir al Estado mecanismos de solidaridad para el reequilibrio del conjunto de España, políticas económicas y de inversión que ayuden a las zonas desfavorecidas a través de fondos de cohesión o de compensación. Hasta me parece demasiado tímido plantear en una comunidad tan grande que la población debe ser el principal requisito a la hora de tener en cuenta las inversiones. Dicho al estilo gaditano: "Menos nación y vamos al turrón".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En