Mucho más que el primado

Rarísima vez el secretario de Estado del Vaticano desciende a una embajada romana. El cardenal Sodano, primer ministro del Papa desde hace 15 años, lo ha hecho en una sola ocasión: para acudir a la legación italiana, su propia casa como quien dice. Fue, además, en ocasión harto señalada: el 29 de enero de 2003, vísperas de la invasión de Irak por EE UU y sus aliados. O con el Papa y la paz, o con Bush y la guerra, planteó entonces Sodano con extrema dureza, ante un grupo de periodistas bastante perplejos. Se preguntó también si después de la experiencia en Vietnam "los norteamericanos n...

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Rarísima vez el secretario de Estado del Vaticano desciende a una embajada romana. El cardenal Sodano, primer ministro del Papa desde hace 15 años, lo ha hecho en una sola ocasión: para acudir a la legación italiana, su propia casa como quien dice. Fue, además, en ocasión harto señalada: el 29 de enero de 2003, vísperas de la invasión de Irak por EE UU y sus aliados. O con el Papa y la paz, o con Bush y la guerra, planteó entonces Sodano con extrema dureza, ante un grupo de periodistas bastante perplejos. Se preguntó también si después de la experiencia en Vietnam "los norteamericanos no han aprendido nada". Angelo Sodano, nacido en 1927 en Isola d'Asti de padre diputado democristiano, celebraba aquel día las Bodas de Plata como obispo.

Ayer repitió el gesto, para asistir en la Embajada de España a una recepción en honor del nuevo cardenal Cañizares, primado de Toledo. Es una visita insólita, que permitió sacar pecho al ministro Bono, presente en el acto junto a la vicepresidenta Fernández de la Vega. "Para que sufran quienes quieren presentar como imposibles las relaciones entre la Iglesia y España", dijo José Bono.

Todo es diplomacia estos días. Y sonrisas. Pero persisten sombríos nubarrones: las mismas heridas que obligaron en noviembre pasado a De la Vega a viajar urgentemente a Roma para decirle a Sodano que los sobresaltados informes enviados al Papa por el episcopado español no eran para tanto. Los intrincados usos de la diplomacia vaticana incitan a dudar, por tanto, si la presencia del cardenal Sodano en la Embajada española busca templar los conflictos, o, más bien, subrayar simpatías por el nuevo purpurado, conservador y correoso negociador.

Se veía venir que Cañizares iba a ser algo más que el arzobispo primado de Toledo. El papa Ratzinger, nombrándole cardenal con celeridad (en su primer consistorio), y Sodano con su gesto de ayer, lo consagran sin duda como el hombre de Roma frente al Gobierno socialista. Es decir, lo que no logró hace un año en la Conferencia Episcopal, donde fue derrotado en las votaciones por el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, como aspirante a sustituir en la presidencia al cardenal Rouco.

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