Crítica:

Una traición neoliberal

Podríamos comenzar afirmando que El esqueleto de los guisantes, de Pelayo Cardelús (Madrid, 1974), es una novela generacional. La generación de la que trata es la que actualmente está tan preparada como mal pagada. No creo que el lector desconozca esta realidad. A todo el mundo el asunto le tiene que sonar, si no es que le afecta directamente. Dicho de otra manera, también podríamos decir que esta novela trata de una de las tantas traiciones del mercado neoliberal. Para ir adelantando trabajo les cuento una anécdota de la novela, y que ilustra meridianamente su espíritu crítico. A un jo...

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Podríamos comenzar afirmando que El esqueleto de los guisantes, de Pelayo Cardelús (Madrid, 1974), es una novela generacional. La generación de la que trata es la que actualmente está tan preparada como mal pagada. No creo que el lector desconozca esta realidad. A todo el mundo el asunto le tiene que sonar, si no es que le afecta directamente. Dicho de otra manera, también podríamos decir que esta novela trata de una de las tantas traiciones del mercado neoliberal. Para ir adelantando trabajo les cuento una anécdota de la novela, y que ilustra meridianamente su espíritu crítico. A un joven, en Madrid, lo contrata la empresa de publicidad donde se desarrolla su argumento como director del departamento de diseño gráfico. Pero cuando toma posición de su puesto, descubre que junto a él se sientan dos directores del mismo departamento, resultado: cada uno hace de director del departamento de diseño de los dos restantes. Éste es un ejemplo de sinrazón. Posiblemente Kafka debió ver situaciones parecidas en su departamento de accidentes de trabajo, aunque a juzgar por su biografía ganaba más y todavía le quedaba tiempo para escribir.El esqueleto de los guisantes está estructurado como un diario. El narrador es un creativo free-lance que trabaja en la empresa donde abunda la sinrazón (y otras miserias laborales, como el control despiadado o la gratuidad despótica). Se llama Pelayo y tiene un amigo de empleo, Arístides Gamboa, que acaba de ser despedido. Mientras Pelayo apechuga con su cotidiana obligación publicitaria, Arístides se desahoga escribiendo en su blog (que se alternan con las notas diarias del narrador) las penurias que tuvo que soportar hasta el día de su despido tan absurdo como injustificable. Pelayo Cardelús (el autor de esta novela) acierta plenamente en el tono y el fondo de su relato. La historia se desliza casi como una comedia. Las injusticias y las tropelías laborales, y comprensibles bajezas por parte de algún compañero de faena, nunca convierten la historia en un manto de lágrimas. Las quejas, como mucho, se convierten en un orgulloso resentimiento (Arístides). El fondo es triste: trata de una generación explotada con modales de perverso refinamiento. Y sobre todo triste porque trata de un miedo nuevo y tangible, la incertidumbre del mes próximo, la hipoteca, la calle o el paro. Los personajes que pueblan el diario de Pelayo son siempre blanco de un tratamiento conmiserativo, la piedad lúcida del que sabe que un día puede ser él mismo la próxima víctima del juego de la oferta y la demanda.

EL ESQUELETO DE LOS GUISANTES

Pelayo Cardelús

Caballo de Troya

Madrid, 2006

190 páginas. 11,90 euros

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