INFORME DE LOS SERVICIOS DE INFORMACIÓN SOBRE LA INMIGRACIÓN IRREGULAR

10.000 inmigrantes esperan en el Sáhara y Mauritania para viajar a Canarias

45 organizaciones mafiosas controlan el tráfico ilegal de personas desde 15 asentamientos

El negocio de la inmigración sigue en manos de redes magrebíes, aunque ahora éstas operan desde Mauritania y comienzan a asentarse en Senegal. Más de 45 organizaciones perfectamente adiestradas controlan desde hace tan sólo cinco años todo el tráfico ilegal de personas en Marruecos, el Sáhara Occidental y Mauritania. Miles de inmigrantes (entre 10.000 y 15.000 personas) permanecen en unos 15 asentamientos situados en ambos territorios, según los informes que manejan las autoridades españolas con información obtenida sobre el terreno.

Antiguos contrabandistas de tabaco, de acuerdo con un...

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El negocio de la inmigración sigue en manos de redes magrebíes, aunque ahora éstas operan desde Mauritania y comienzan a asentarse en Senegal. Más de 45 organizaciones perfectamente adiestradas controlan desde hace tan sólo cinco años todo el tráfico ilegal de personas en Marruecos, el Sáhara Occidental y Mauritania. Miles de inmigrantes (entre 10.000 y 15.000 personas) permanecen en unos 15 asentamientos situados en ambos territorios, según los informes que manejan las autoridades españolas con información obtenida sobre el terreno.

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Antiguos contrabandistas de tabaco, de acuerdo con unos pocos mandos militares, pasan a diario a decenas de personas por las puertas del muro militar construido en el Sáhara por Marruecos para defenderse del Polisario. Los patrones son, desde septiembre pasado, experimentados pescadores senegaleses y mauritanos acostumbrados a navegar en mar abierto, que asumen esta labor a cambio de viajar gratis. El negocio se ha extendido a cientos de carpinteros, conductores, tiendas de comestibles y gasolineras.

Los servicios de inteligencia españoles investigan desde 2002 la inmigración irregular hacia Canarias. Los sucesivos informes que se han emitido analizan a los cabecillas de al menos 45 organizaciones en las que recae el negocio del tráfico clandestino de personas, cuya rentabilidad (a una media de 1.000 euros por inmigrante) ha desplazado al contrabando de tabaco.

Esas redes saben que miles de subsaharianos se concentran en los siguientes asentamientos del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos: Tichla, Aembeda, Bir Nazarán, el uad (río) Lakraa, Bucraá, Smara, Fumelua y Daora. En esta última zona se ocultan bajo tierra.

En El Aaiún permanecen grupos en cuevas con capacidad para más de 300 personas, junto a las que han sido localizados almacenes de carpintería. También hay asentamientos importantes en Hagunía y en las salinas de Tah. En Bojador y Dajla se concentran muchos de los fracasados en su intento de saltar las vallas de Ceuta y Melilla, mientras en Mauritania, además de en Nuadibú, hay concentraciones en Zuerat.

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Nueva ruta

Pero la principal ruta marina para alcanzar Canarias ya no está ni en las costas de Marruecos ni en el Sáhara. Los cayucos (de 12 a 17 metros de eslora), con capacidad hasta para 70 inmigrantes, parten desde la ciudad mauritana de Nuadibú, navegan durante una hora perpendicularmente al punto de partida (como si fueran a adentrarse en el Atlántico) y, a unas 80 millas de distancia de tierra, viran para seguir en paralelo a la costa hacia el norte.

La primera escala se produce en Auserd, en la zona de La Mhairiz. El pasaje del cayuco se redistribuye en dos embarcaciones similares, pero de menor tamaño, mientras la barca en la que llegan regresa a Nuadibú para recoger a más candidatos. Las gasolineras cercanas surten a los traficantes de combustible (entre 15 a 17 bidones de 60 litros por cada bote) y las tiendas les venden alimentos frescos y conservas.

Los dos botes menores parten y navegan en paralelo, pegados a la costa hasta La Buirda, en la bahía de Cintra, al sur de Dajla, aunque alejados de la costa para burlar los radares de la gendarmería marroquí, que tienen cinco kilómetros de alcance. Es ésa una playa con una concesión privada para su explotación, con un único propietario y una legión de pescadores y gasolineras a su servicio. Algunos grupos desembarcan aquí y continúan camino por tierra, por la antigua ruta del tabaco, hasta el uad Lakraa, donde embarcan de nuevo en este punto.

Todos los inmigrantes son aleccionados antes del embarque en Nuadibú. En primer lugar, abonan 1.000 euros en moneda senegalesa o mauritana y destruyen cualquier documentación. Luego, bajo pena de muerte de sus familiares o de ellos mismos, les prohíben identificar los puntos de partida (incluso muchos aseguran haber salido desde Guinea-Bissau) y las personas de contacto. En tercer lugar, reciben consejos sobre la ropa que llevar. Los enseres se envuelven en plásticos y se precintan con cintas de embalar. Esa bolsa les servirá de almohada, cojín y punto de apoyo durante los días de navegación

Los estudios efectuados por los servicios de inteligencia españoles en la zona desde 2002 aseguran que una red de nacionalidad china establecida desde hace generaciones en Nuadibú lidera el comercio de motores Yamaha-Enduro de 40 caballos de potencia y que el volumen de ventas es importante. Sin embargo, el grueso de este negocio se mantiene en manos magrebíes, que han desplazado a Mauritania, Senegal y algunos países del Golfo de Guinea sus recursos materiales y humanos y el conocimiento acumulado en esta actividad desde 1994.

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