Torcidos Ibéricos cerrará sus fábricas de Bages y el Berguedà

La clausura de la empresa textil dejará sin trabajo a 156 personas

La crisis del sector textil se ha cobrado otra empresa en Cataluña. Torcidos Ibéricos anunció ayer el cierre de sus dos factorías de hilatura, la ubicada en Puig-reig (Berguedà) y la de Castellbell i el Vilar (Bages), que dan trabajo a 156 personas. La histórica compañía, que acababa de levantar una suspensión de pagos, no ha sobrevivido a la competencia de las compañías textiles asiáticas.

La dirección de Torcidos Ibéricos reunió ayer los representantes de sus trabajadores para comunicarles que era "incapaz de continuar trabajando" y que se veía obligada a cerrar sus dos factorías, ubi...

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La crisis del sector textil se ha cobrado otra empresa en Cataluña. Torcidos Ibéricos anunció ayer el cierre de sus dos factorías de hilatura, la ubicada en Puig-reig (Berguedà) y la de Castellbell i el Vilar (Bages), que dan trabajo a 156 personas. La histórica compañía, que acababa de levantar una suspensión de pagos, no ha sobrevivido a la competencia de las compañías textiles asiáticas.

La dirección de Torcidos Ibéricos reunió ayer los representantes de sus trabajadores para comunicarles que era "incapaz de continuar trabajando" y que se veía obligada a cerrar sus dos factorías, ubicadas en Castellbell i el Vilar y en Puig-reig, tras una crisis que arrastraba la empresa desde hace años. En estas fábricas trabajan 156 personas -más de la mitad mujeres, algo habitual en las factorías del sector textil- que tendrán que buscar su futuro laboral en otro ramo.

La compañía familiar, fundada en 1963, alegó ayer que no tenía pedidos para continuar con su actividad. Las fábricas se dedican a la texturación y torsión de hilo continuo de poliéster y poliamida, un tipo de actividad especialmente erosionada en Europa por la competencia de las compañías textiles asiáticas, cuyos costes laborales y de producción son mucho más bajos.

Es el último capítulo de una empresa textil histórica de las comarcas de Bages y Berguedà, que arrastra dificultades. Torcidos Ibéricos presentó un expediente de suspensión de pagos (hoy, convenio de acreedores) el 15 de abril de 2004, con un pasivo declarado de 18 millones de euros. Meses después presentó un expediente para despedir a 45 trabajadores de Castellbell y meses antes había solicitado poder prescindir temporalmente de 46 de sus 225 trabajadores.

El levantamiento de la suspensión de pagos hace cerca de un mes, según fuentes sindicales, no ha insuflado vida a una empresa sin apenas pedidos o clientes.

"La dirección dice que no tiene posibilidades de continuar, aunque también vemos cierta mala gestión en la empresa, que no ha sabido modernizarse a tiempo", lamentaron ayer fuentes sindicales.

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Negociación

Torcidos Ibéricos tiene previsto presentar un expediente de regulación de empleo (ERE) para despedir a toda la plantilla el próximo 8 de marzo, fecha en que pretende iniciar las negociaciones sobre las condiciones de los despidos. La compañía tendrá que acompañar este expediente de un plan social, que es el requisito indispensable para que la Generalitat dé luz verde a los despidos

Este plan social consiste en un paquete de medidas que desdramaticen el recorte de plantilla como jubilaciones anticipadas y otras para facilitar la recolocación de los trabajadores en otras empresas.

El drama de esta compañía se suma al de otros muchos que las comarcas catalanas han sufrido por la reconversión del sector textil. Los últimos cierres los protagonizaron Pasarela Textil (antigua Casacoberta), que cerró hace unos meses una planta con 133 trabajadores, y Preparación Textil, de Ripoll, que despidió a sus 153 trabajadores el pasado verano.

Otros ceses anteriores y más sonados fueron los de Mitasa, con fábricas en Castellar de n'Hug (Berguedà) y Alfarràs (Segrià) y, sobre todo, de Puigneró, con fábricas en Roda de Ter, Sant Bartomeu del Grau y Prat de Lluçanès (Osona), que fue en su día la principal empresa textil española.

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