OPINIÓN DEL LECTOR

Gimnasio ya

Ésta es la historia de una necesidad que se convirtió en promesa y que siguió siendo sólo eso, una promesa.

Érase una vez un instituto que fue construido hace muchos años sin gimnasio, probablemente por falta de presupuesto o a lo mejor porque no estaba proyectado, o sí lo estaba, pero voló. El instituto se llamaba José Luis Sampedro y estaba en Tres Cantos (en la provincia de Madrid), y en él los chicos y chicas hacían la gimnasia al aire libre, respirando el aire puro de la sierra, que siempre es bueno. Pero, claro, en pleno invierno o cuando llovía, pues qué quieren ustedes que les c...

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Ésta es la historia de una necesidad que se convirtió en promesa y que siguió siendo sólo eso, una promesa.

Érase una vez un instituto que fue construido hace muchos años sin gimnasio, probablemente por falta de presupuesto o a lo mejor porque no estaba proyectado, o sí lo estaba, pero voló. El instituto se llamaba José Luis Sampedro y estaba en Tres Cantos (en la provincia de Madrid), y en él los chicos y chicas hacían la gimnasia al aire libre, respirando el aire puro de la sierra, que siempre es bueno. Pero, claro, en pleno invierno o cuando llovía, pues qué quieren ustedes que les cuente, se hace duro.

Pasó el tiempo, marcaba el calendario el año 1995, y el gimnasio no llegaba, pero sí llegaron las asociaciones de madres y padres de alumnos y rápidamente se pusieron manos a la obra, hicieron ver su falta, su necesidad, removieron a directores, al Ayuntamiento y probablemente a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, pero nada, las autoridades sólo ven necesidades donde quieren; seguramente lo que ha ocurrido, una vez más, se ha dado prioridad a lo urgente y no a lo importante.

El gimnasio, sin embargo, es urgente e importante. Un buen día, transcurría el año 2002, la Asamblea de la Comunidad de Madrid anunció la construcción del antojito de los tricantinos. La necesidad, para alegría de todos, se convirtió en una promesa, e incluso algún personaje, de esos que pululan por esos mundos de la política, se atrevió a decir que al siguiente año se brindaría en el propio gimnasio, estamos hablando de marzo de 2003. Estamos en el año 2005 y la promesa sigue siendo sólo una promesa.

Pero la AMPA se ha empeñado en que la promesa sea una realidad, y así, pensando, trabajando y reuniéndose, decidieron hacer partícipe a la opinión pública para recordar a ciertos personajes que el instituto sigue sin gimnasio y que los chicos y chicas siguen haciendo gimnasia al aire libre y que cuando llueve la clase se suspende y esperan en el vestíbulo o en otra aula. Decidieron, también, recoger firmas de los vecinos: ya van más de 2.500 vecinos que comparten la reivindicación.

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