Cartas al director

Estadísticas y DGT

A tenor de mis últimas experiencias con los responsables de la seguridad vial escribo estas líneas para denunciar la falta de objetividad a la hora de evaluar, dirigir y sancionar el tráfico rodado en las carreteras españolas.

Resulta curioso comprobar que la masiva instalación de nuevos radares no ha servido absolutamente para nada, por lo menos en lo que al número de muertos por accidente de tráfico se refiere.

No se cansan de repetir hasta la saciedad las estadísticas de la DGT según las cuales la principal causa de siniestralidad es el exceso de velocidad; y uno se pregunta d...

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A tenor de mis últimas experiencias con los responsables de la seguridad vial escribo estas líneas para denunciar la falta de objetividad a la hora de evaluar, dirigir y sancionar el tráfico rodado en las carreteras españolas.

Resulta curioso comprobar que la masiva instalación de nuevos radares no ha servido absolutamente para nada, por lo menos en lo que al número de muertos por accidente de tráfico se refiere.

No se cansan de repetir hasta la saciedad las estadísticas de la DGT según las cuales la principal causa de siniestralidad es el exceso de velocidad; y uno se pregunta de dónde sacan los datos, pero al margen de la veracidad de este hecho, lo que irrita verdaderamente al conductor es la hipocresía con que se tratan los datos. ¿Cuándo se ha visto una estadística sobre los puntos negros de las carreteras en España?, o mejor aún, ¿por qué no existen estadísticas sobre la corrección de dichos puntos negros? Sencillamente porque no la hay.

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Es un acto de hipocresía tan grande que clama al cielo; puede ser que la excesiva velocidad sea motivo de la alta siniestralidad, pero también lo son determinados puntos negros (por poner un ejemplo, las obras de ensanche de la A1 (kilómetros 20 a 27) que llevan paradas algo así como dos años, que se dice pronto). Claro está que nadie puede multar a la autoridad competente por tardar dos años en ensanchar un tramo de autovía y que además, supone un riesgo vital para todos los conductores que circulan por dicho tramo "en obras".Lo que ocurre es que lo más fácil es plagar las carreteras de radares, así el Gobierno se queda tranquilo, el trabajo de los efectivos viales es llevadero y de paso se recauda algo de calderilla para el Estado.

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