Tribuna:

Lo que harán los que mandan

La vida de los fondos de inversión de renta variable desde 2000 no podría haber sido más cíclica: tres años consecutivos de pérdidas (2000 a 2002) a los que han seguido otros tres, también consecutivos, de fuertes ganancias. Al final, el saldo de esos seis años tan agitados ha sido positivo para menos de la mitad de ellos, entre los que se cuentan buena parte de los que invierten en acciones de la Bolsa española, que acumulan para todo el periodo una rentabilidad media de 7,52%.

La vida de los fondos de inversión de renta variable desde 2000 no podría haber sido más cíclica: tres años c...

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La vida de los fondos de inversión de renta variable desde 2000 no podría haber sido más cíclica: tres años consecutivos de pérdidas (2000 a 2002) a los que han seguido otros tres, también consecutivos, de fuertes ganancias. Al final, el saldo de esos seis años tan agitados ha sido positivo para menos de la mitad de ellos, entre los que se cuentan buena parte de los que invierten en acciones de la Bolsa española, que acumulan para todo el periodo una rentabilidad media de 7,52%.

La vida de los fondos de inversión de renta variable desde 2000 no podría haber sido más cíclica: tres años consecutivos de pérdidas (2000 a 2002) a los que han seguido otros tres, también consecutivos, de fuertes ganancias. Al final, el saldo de esos seis años tan agitados ha sido positivo para menos de la mitad de ellos, entre los que se cuentan buena parte de los que invierten en acciones de la Bolsa española, que acumulan para todo el periodo una rentabilidad media de 7,52%.

Limitándose a 2005, en cambio, el balance es muy positivo, desde los que invierten en acciones rusas (que destacan sobre todos con un 83% de rentabilidad) hasta los que lo hacen en las telecomunicaciones (que, con su 9,3% de rendimiento promedio, son los últimos de la liga) y sin olvidar el 20% de los de Bolsa española.

El contraste de los fondos de renta variable con los de renta fija en euros es muy llamativo ya que éstos han acumulado un 30% de rentabilidad promedio durante los seis años últimos, mientras que la rentabilidad aportada en 2005 apenas supera el 2,5%. Esto no excluye el que el pasado año haya podido existir también una diferencia considerable entre las diversas clases de fondos de renta fija, desde el 23% de los que invierten en los mercados emergentes hasta la pequeña pérdida del 0,4% de los que lo hacen en bonos japoneses.

Como en cada mes de enero se impone la pregunta: ¿qué va a pasar con los fondos de inversión en 2006? ¿Seguirán los de renta variable proporcionando tan buenas rentabilidades como en los tres años últimos o entrarán en una nueva fase de retroceso? ¿Y los de renta fija?

Aunque en casi ningún terreno sirvan las contestaciones simplistas, conviene recordar lo que Humpty Dumpty replicaba a Alicia en el cuento de Lewis Carroll: "La cuestión es saber quién manda", y, en el terreno de la inversión, manda la tendencia que predomine en los mercados de renta fija y variable norteamericanos. Para indagar lo que éstos puedan hacer en 2006, hay fondos que proporcionan muy buenas pistas.

Los fondos monetarios y los fondos de renta fija a largo plazo en dólares acumularon en 2005 rentabilidades medias respectivas de 2,5% y 1,5%, medidas ambas en la moneda original. Lo más llamativo de estas rentabilidades es que las del corto plazo superan a las del plazo más largo, algo que va contra la idea más difundida de que los tipos de largo plazo suelen ser más elevados ya que así reflejan que el riesgo en que incurre quien presta el dinero por un periodo de varios años es superior al que corre quien lo hace sólo por unos meses.

La vida de los fondos de inversión de renta variable desde 2000 no podría haber sido más cíclica: tres años consecutivos de pérdidas (2000 a 2002) a los que han seguido otros tres, también consecutivos, de fuertes ganancias. Al final, el saldo de esos seis años tan agitados ha sido positivo para menos de la mitad de ellos, entre los que se cuentan buena parte de los que invierten en acciones de la Bolsa española, que acumulan para todo el periodo una rentabilidad media de 7,52%.

Limitándose a 2005, en cambio, el balance es muy positivo, desde los que invierten en acciones rusas (que destacan sobre todos con un 83% de rentabilidad) hasta los que lo hacen en las telecomunicaciones (que, con su 9,3% de rendimiento promedio, son los últimos de la liga) y sin olvidar el 20% de los de Bolsa española.

El contraste de los fondos de renta variable con los de renta fija en euros es muy llamativo ya que éstos han acumulado un 30% de rentabilidad promedio durante los seis años últimos, mientras que la rentabilidad aportada en 2005 apenas supera el 2,5%. Esto no excluye el que el pasado año haya podido existir también una diferencia considerable entre las diversas clases de fondos de renta fija, desde el 23% de los que invierten en los mercados emergentes hasta la pequeña pérdida del 0,4% de los que lo hacen en bonos japoneses.

Como en cada mes de enero se impone la pregunta: ¿qué va a pasar con los fondos de inversión en 2006? ¿Seguirán los de renta variable proporcionando tan buenas rentabilidades como en los tres años últimos o entrarán en una nueva fase de retroceso? ¿Y los de renta fija?

Aunque en casi ningún terreno sirvan las contestaciones simplistas, conviene recordar lo que Humpty Dumpty replicaba a Alicia en el cuento de Lewis Carroll: "La cuestión es saber quién manda", y, en el terreno de la inversión, manda la tendencia que predomine en los mercados de renta fija y variable norteamericanos. Para indagar lo que éstos puedan hacer en 2006, hay fondos que proporcionan muy buenas pistas.

Los fondos monetarios y los fondos de renta fija a largo plazo en dólares acumularon en 2005 rentabilidades medias respectivas de 2,5% y 1,5%, medidas ambas en la moneda original. Lo más llamativo de estas rentabilidades es que las del corto plazo superan a las del plazo más largo, algo que va contra la idea más difundida de que los tipos de largo plazo suelen ser más elevados ya que así reflejan que el riesgo en que incurre quien presta el dinero por un periodo de varios años es superior al que corre quien lo hace sólo por unos meses. Cuando se produce una situación como ésta, en la que los tipos de interés de corto plazo resultan más onerosos que los de plazos más prolongados, se suele decir en la jerga del sector financiero y académico que "la curva de tipos de interés está invertida". De las rentabilidades comentadas podría concluirse, pues, que ese fenómeno ya se está produciendo en Estados Unidos, algo que todavía no es cierto pero que parece cada vez más cercano.

A comienzos de diciembre pasado, la Reserva Federal decidió subir el tipo de interés del mercado interbancario a un día desde el 4% al 4,25%. Una decisión idéntica a ésta fue tomada en todas y cada una de las 13 reuniones que su Comité de Operaciones de Mercado Abierto ha celebrado desde el 30 de junio de 2004. Con ello, la autoridad monetaria norteamericana ha llevado los tipos de interés de corto plazo desde el 1% hasta ese 4,25% actual (algo que por sí solo explica la buena rentabilidad de los fondos monetarios en Estados Unidos). Mientras tanto, la rentabilidad de la deuda pública norteamericana a 10 años ha pasado de 4,60% a 4,35%.

Las rentabilidades de las dos clases de fondos mencionadas reflejan, pues, el hecho de que la diferencia entre la rentabilidad de la deuda pública norteamericana a 10 años y el tipo al que se prestan entre sí los bancos para el plazo de un día es de sólo 0,10%. O, dicho con otras palabras, que la curva de tipos de interés del dólar "está plana" y a punto de invertirse.

De ahí que en el año 2006 se imponga cierta dosis de cautela a la hora de repartir la inversión entre fondos de renta fija y fondos de renta variable. Ello aún a riesgo de que los fondos de renta variable europea puedan desligarse relativamente de lo que hagan los norteamericanos, tal y como ya ocurrió durante el año 2005. A esos efectos la relación de cambio entre el euro y el dólar será determinante.

Los fondos de renta fija, en cambio, podrían tener un año tanto más pacífico cuanto más problemático sea para los de renta variable. Al menos mientras la inflación global siga contenida.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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