Un hombre mata a cuatro hijas y hiere a su esposa en Austria

Un hombre de 50 años mató a cuatro de sus hijas, hirió de gravedad a su esposa golpeándola con una imagen de la Virgen y se suicidó al verse acorralado por la policía el pasado lunes en Mauerbach, a las afueras de Viena, donde la familia vivía en situación muy precaria, bajo amenaza de desalojo. Los vecinos ampararon a la mujer, de 45 años, cuando huyó ensangrentada tras una larga disputa con su esposo.

Según Franz Polzer, jefe de policía del Estado de la Baja Austria, la mujer "se salvó por los pelos". El policía da por supuesto que las niñas ya estaban muertas antes de que la madre, q...

Un hombre de 50 años mató a cuatro de sus hijas, hirió de gravedad a su esposa golpeándola con una imagen de la Virgen y se suicidó al verse acorralado por la policía el pasado lunes en Mauerbach, a las afueras de Viena, donde la familia vivía en situación muy precaria, bajo amenaza de desalojo. Los vecinos ampararon a la mujer, de 45 años, cuando huyó ensangrentada tras una larga disputa con su esposo.

Según Franz Polzer, jefe de policía del Estado de la Baja Austria, la mujer "se salvó por los pelos". El policía da por supuesto que las niñas ya estaban muertas antes de que la madre, que trabaja en una guardería infantil, regresara a casa a 16.00. El padre mató a sus tres hijas (dos gemelas que el próximo domingo hubieran cumplido siete años y una de 10), así como a una ahijada, de nueve. Degolló a dos con cuchillo, ahorcó a las otras y las puso a todas en una cama.

Allí las encontró la única hija superviviente, de 21 años, al llegar por la noche, mientras su madre era trasladada al hospital. Su abuela materna, que dormía, no oyó nada porque sufre sordera.

La policía localizó por el móvil al sospechoso, que huía en coche hacia Viena. Le tendieron una emboscada en una carretera de los bosques y le dispararon cuando él embistió con su vehículo a los agentes. Según fuentes policiales, el hombre se clavó un cuchillo en el corazón. Una bala le atravesó el antebrazo.

Hasta el pasado lunes el hombre, que vivía de una humilde prejubilación y repartía periódicos, nunca había manifestado indicios de violencia, según corroboró su esposa al ser atendida en el hospital.

La semana próxima estaba previsto el desalojo de la casa, pero las instituciones de protección al menor ya tenían preparada una vivienda social.