Un colegio de Algete se agrieta por culpa de las obras de unos chalés

El Ayuntamiento de Algete ha encargado dos informes sobre la seguridad del edificio

Un muro gris rodea como si fuese la muralla china al colegio Obispo Moscoso, en Algete. El centro está en lo alto de un altozano, y desde el pasado verano se ha visto envuelto en la polémica. El motivo: las obras de unos chalés que están siendo construidos a los pies del colegio le han afectado hasta tal punto que el comedor tuvo que ser trasladado al gimnasio. El muro fue construido para mejorar la seguridad del edificio.

El pasado verano, la empresa Obrum empezó a levantar una urbanización de 68 chalés en Algete en un terreno en el que, en lo alto, se erige el colegio público Obispo M...

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Un muro gris rodea como si fuese la muralla china al colegio Obispo Moscoso, en Algete. El centro está en lo alto de un altozano, y desde el pasado verano se ha visto envuelto en la polémica. El motivo: las obras de unos chalés que están siendo construidos a los pies del colegio le han afectado hasta tal punto que el comedor tuvo que ser trasladado al gimnasio. El muro fue construido para mejorar la seguridad del edificio.

El pasado verano, la empresa Obrum empezó a levantar una urbanización de 68 chalés en Algete en un terreno en el que, en lo alto, se erige el colegio público Obispo Moscoso (450 alumnos). Pero la excavación se les fue de las manos. "La constructora, sin ningún estudio previo, empezó a cortar un talud vertical para tener más terreno para los chalés y la obra ha terminado afectando al colegio, que está en lo alto de la montaña", denuncia Gioconda Poveda, presidenta de la asociación de padres.

La empresa tenía todas las licencias de obras otorgadas por el Ayuntamiento. "La constructora excavó en la montaña más de la cuenta durante el verano. En agosto, los servicios técnicos municipales vieron que una parte del patio del colegio se quedaba descolgado y que podía suponer un peligro para los albañiles que trabajaban en los chalés", explica el alcalde de Algete, Jesús Herrera (PSOE).

Además, como consecuencia de las obras, en el colegio aparecieron grietas. Y los niños, por orden del Gobierno regional, tuvieron que abandonar el pasado mes de septiembre el comedor escolar y pasaron a comer al gimnasio. Parte del patio también quedó inutilizado por culpa de los trabajos en la urbanización de chalés. La Consejería de Educación permitirá que los pequeños vuelvan el próximo lunes al comedor, pero no les deja, de momento, que utilicen la parte del patio que también resultó afectada.

Ante la alarma social, el alcalde ordenó el pasado 21 de octubre paralizar las obras hasta que la constructora no levantase un muro de contención alrededor del colegio. Las obras del muro terminaron y el decreto de paralización fue levantado por el alcalde el pasado 2 de diciembre.

"Por la seguridad de los niños ya no tememos, pero sí por la vida útil que le queda al colegio. Si llega una época de lluvias fuertes, seguro que el edificio se resiente", señala Gioconda Poveda desde la asociación de padres. Éstos remitieron incluso una carta de queja al Defensor del Menor.

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Desde el Ayuntamiento, el alcalde asegura que el Gobierno regional no les ha remitido "ni un solo informe de sus técnicos". "Parece que el Gobierno regional quiere que continúe la alarma social, porque no deja que se utilice el patio pero no nos manda a sus técnicos", afirma el alcalde.

El director de Educación del área Norte, Enrique Ramos, asegura que los técnicos regionales "visitan semanalmente el colegio". "Nuestra misión es velar por la seguridad de los niños y éstos no volverán a usar la parte de patio afectado hasta que nos aseguremos que no hay peligro", advierte.

El Ayuntamiento ha encargado a dos empresas que estudien si el muro está bien hecho y si el colegio es seguro. El dictamen aún no ha sido emitido.

Este periódico intentó en reiteradas ocasiones, sin éxito, recabar la opinión de algún portavoz de la empresa Obrum.

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