Los empresarios de locales de ocio rechazan poner arcos para detectar metales

Si algo tienen claro los empresarios de los bares de copas y de discotecas es que resulta casi imposible controlar que un cliente entre en estos recintos con armas blancas o de fuego. Los dueños de estos locales han desestimado el uso de arcos detectores de metales porque supondría poner obstáculos a una eventual evacuación.

"Los locales de ocio tienen una garantía de seguridad máxima. En la práctica es imposible que dos personas o dos grupos numerosos que quieran pelearse no lo hagan dentro de un local de ocio", comentó José Luis Salazar, presidente de la Asociación de Empresarios de B...

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Si algo tienen claro los empresarios de los bares de copas y de discotecas es que resulta casi imposible controlar que un cliente entre en estos recintos con armas blancas o de fuego. Los dueños de estos locales han desestimado el uso de arcos detectores de metales porque supondría poner obstáculos a una eventual evacuación.

"Los locales de ocio tienen una garantía de seguridad máxima. En la práctica es imposible que dos personas o dos grupos numerosos que quieran pelearse no lo hagan dentro de un local de ocio", comentó José Luis Salazar, presidente de la Asociación de Empresarios de Bares de Copas de Madrid. Este colectivo tiene 600 socios en la región.

"Me parece que el número de muertos que padece la noche madrileña es mínima en comparación con otros aspectos de la actual sociedad. La gente sale de noche e ingiere bebidas que pueden modificar su estado de convivencia. Las personas que se dedican a la seguridad están evitando continuamente conflictos", añadió Salazar. "La policía también tiene que hacer su trabajo de evitar problemas. Si hubiera estadísticas sobre los problemas de la noche, seguro que es una de las actividades más tranquilas durante los últimos años", concluyó. Éste recordó que cada noche de fiesta, cerca de un millón de personas salen a divertirse en la noche madrileña.

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Molestias al personal

De la misma opinión es Juan Antonio Fernández Pereiro, gerente de la Asociación de Empresarios de Espectáculos, Salas de Fiestas, Discotecas y Ocio de la Comunidad de Madrid (Asfydis), que congrega a 250 locales de la región. "Montar arcos detectores de metales es una infraestructura cara y que podría molestar a mucha gente. También hay que recordar que llevamos tres o cuatro años sin incidentes de estas características en la noche madrileña", explica Fernández Pereiro. El último asesinato fue el del estudiante Sergio López Cerrada, de 22 años, que murió de un tiro en la cabeza en la discoteca El Sabor, de Carabanchel, el 7 de mayo de 2000.

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"El problema es que se está trasladando toda la conflictividad y los problemas que se están dando en la calle al interior de los locales. El problema que tenemos es que las salidas de las discotecas tienen que estar libres de cualquier obstáculo que impida una evacuación rápida del local", comentó el gerente de Asfydis.

EL PAÍS intentó recabar ayer, sin éxito, la versión de la dirección de la discoteca Joy Eslava de lo ocurrido. Este local de ocio es uno de los más conocidos de la capital. Abrió en 1981. Su actual dueño, Pedro Trapote, celebró el 7 de julio de 2001 el vigésimo aniversario en una fiesta en Aranjuez.

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