Crítica:

Un libro 'milésimo'

Escribe Sergio Pitol, en El mago de Viena, que es poco habitual que un poeta sea novelista, y que Darío Jaramillo, para serlo, aplica su experiencia lírica: "Toda experiencia notable es poesía, y toda escritura seria es una derivación poética". Pienso en esto ante este libro milésimo (Marzal, 479), la primera novela del poeta valenciano y me sorprendo de que escritor, editor y lector sigamos vivos tras este colosal esfuerzo, este acercamiento a la vida, al amor, a la muerte, al azar, al tiempo... y a la literatura, y todo ello porque una de las voces masculinas del mamotreto deci...

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Escribe Sergio Pitol, en El mago de Viena, que es poco habitual que un poeta sea novelista, y que Darío Jaramillo, para serlo, aplica su experiencia lírica: "Toda experiencia notable es poesía, y toda escritura seria es una derivación poética". Pienso en esto ante este libro milésimo (Marzal, 479), la primera novela del poeta valenciano y me sorprendo de que escritor, editor y lector sigamos vivos tras este colosal esfuerzo, este acercamiento a la vida, al amor, a la muerte, al azar, al tiempo... y a la literatura, y todo ello porque una de las voces masculinas del mamotreto decide pasarse a la novela, y abandonar la poesía, ese "ángel abstracto y dócil". No sé qué le ha llevado a Marzal a lanzarse, con esta ambición y arrojo, a la prosa. Ha aplicado, sí, su experiencia lírica, y uno subraya esta definición: "La prosa me pareció un ángel de concreción con las alas en llamas", y me huyen los dedos contando sílabas, aunque ya no se estila, pero lean en voz alta lo de la pureza, y hallarán al poeta. Marzal procede por acumulación (en la 299, la lista de los reyes godos, y en la 448, el resolver por las bravas lo del adulterio), de ahí los cientos de páginas: un pulso. ¿Y qué tenemos?, pues lo que nos gusta a los lectores (dice, 118): una visión del mundo (y en alemán, pues eso). Cualquiera hubiera firmado una novela con parte de las historias: veranos en Portacoeli, viaje a Praga, escritor y las mujeres, educación con dominicos o teresianas, vida sexual sana, farra trágica, viuda acostumbrándose, pero Marzal con todo hace su primera novela -"me contengo y me excedo", dice el escatólogo, o él-, que apabulla, irrita, conmueve, asombra, fatiga. Una novela excesiva y admirable, donde los figurantes tejen una tela de araña y el lector no sabe ya si es araña voraz que traga ficciones, o mosca engullida por las múltiples ficciones. Y en esa tela de araña destaca Carlota: 550 páginas para ella porque su marido ha muerto, e importa dónde (782). Quizá hay que ser poeta para estallar con una novela de 784 páginas, pero cómo explicarla en unas pocas líneas, éstas.

LOS REINOS DE LA CASUALIDAD

Carlos Marzal

Tusquets. Barcelona, 2005

784 páginas. 25 euros

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