Editorial:

El lugar de Greenspan

No le va a resultar fácil a Ben Bernanke calzarse el 31 de enero los zapatos de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos, por la alta credibilidad que ha alcanzado durante sus 18 años en el cargo y por la coyuntura económica. Tampoco llegó Greenspan al cargo, en 1987, en el momento más propicio, pues enseguida tuvo que lidiar con una crisis bursátil. Es de esperar que a Bernanke, nombrado ayer por Bush para el cargo, no le sorprenda un vendaval parecido, pues los problemas se le acumulan antes de empezar: un crecimiento económico menor, aunque aún respetable, un aumento...

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No le va a resultar fácil a Ben Bernanke calzarse el 31 de enero los zapatos de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos, por la alta credibilidad que ha alcanzado durante sus 18 años en el cargo y por la coyuntura económica. Tampoco llegó Greenspan al cargo, en 1987, en el momento más propicio, pues enseguida tuvo que lidiar con una crisis bursátil. Es de esperar que a Bernanke, nombrado ayer por Bush para el cargo, no le sorprenda un vendaval parecido, pues los problemas se le acumulan antes de empezar: un crecimiento económico menor, aunque aún respetable, un aumento de los precios del petróleo que persistirá, y el doble déficit exterior y de cuentas públicas de la mayor economía de la Tierra.

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A diferencia del Banco Central Europeo, cuyo cometido básico es controlar la inflación, el mandato de la Reserva Federal es también el de equilibrar este objetivo con el del avance hacia el pleno empleo. No cabe minimizar la figura de Greenspan, pues no sólo lo ha logrado, sino que su papel ha sido decisivo en estos largos años para que EE UU se hiciera con el liderazgo en tecnologías de la información. Greenspan ha sido uno de los artífices de la tercera revolución industrial y del gran salto en la productividad que ha conllevado. Y ha sido también quien desde hace dos años lleva administrando la medicina de una lenta pero constante subida de los tipos de interés que, previsiblemente, Bernanke seguirá.

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Greenspan ha sido mucho más que el presidente de la Fed. Sus advertencias públicas le han convertido en la conciencia económica y financiera de EE UU y en un oráculo para todos. Bernanke, de 51 años, y cuyo nombramiento debe confirmar el Senado, es una persona próxima a Bush, como presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. Anteriormente estuvo durante dos años en el Consejo de Gobernadores de la Fed y a ello hay que sumar una brillante trayectoria académica. Pero no le será fácil conseguir que sus nuevos zapatos le sienten tan bien como los viejos que lleva Greenspan.

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