El dibujante Jon Zabaleta muestra su obra más íntima en San Sebastián

Expone trabajos ligados a la recuperación de la memoria histórica

Su abuela quiso llamarle Manuel. Su abuelo fue tajante: "Juanito y basta". Aquel nombre, que era el de su tío, no sonó en el bautizo del dibujante Jon Zabaleta (Hernani, 1950), pero forma parte de su memoria y también de sus últimas obras, una serie de trabajos inéditos y muy autobiográficos que se exponen hasta el próximo 7 de enero en la sala Ganbara del centro Koldo Mitxelena de San Sebastián.

Formado en la Escuela de Arte de Deba, Jon Zabaleta publicó sus primeros trabajos en 1973. Desde entonces, ha ilustrado un centenar de libros destinados a niños y jóvenes. Sus tiras de humor gr...

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Su abuela quiso llamarle Manuel. Su abuelo fue tajante: "Juanito y basta". Aquel nombre, que era el de su tío, no sonó en el bautizo del dibujante Jon Zabaleta (Hernani, 1950), pero forma parte de su memoria y también de sus últimas obras, una serie de trabajos inéditos y muy autobiográficos que se exponen hasta el próximo 7 de enero en la sala Ganbara del centro Koldo Mitxelena de San Sebastián.

Formado en la Escuela de Arte de Deba, Jon Zabaleta publicó sus primeros trabajos en 1973. Desde entonces, ha ilustrado un centenar de libros destinados a niños y jóvenes. Sus tiras de humor gráfico y sus cómics dieron cuenta de la realidad socio política de finales de los setenta en dos diarios y varias revistas. Ha diseñado además la portada de media docena de discos. Y sus obras se han podido contemplar en una veintena de exposiciones individuales o colectivas.

Pero ahora recala en el KM con su trabajo más íntimo y reciente, con más de 200 piezas de pequeño formato hasta ahora "ocultas" que muestran a un artista "más libre", destacó ayer el comisario de la exposición, Álvaro Machimbarrena. Zabaleta se ha valido de diferentes técnicas, desde el dibujo con lápiz o rotulador hasta el vídeo, pasando por el collage y la pintura, para recuperar la memoria histórica, la suya personal, pero también la colectiva.

La excusa, el impulso creativo de la muestra está ligado precisamente al descubrimiento por parte de Zabaleta de la historia de su tío Manuel, cuya desaparición durante la segunda Guerra Mundial fue un tabú familiar. El dibujante desenterró el misterio de Manuel hace unos años, cuando se trasladó a vivir a un caserío de Lesaka (Navarra). Poco a poco tiró del hilo y supo que su tío había formado parte de la red Comète, había sido uno de los mugalaris que ayudó a los aviadores aliados derribados por los nazis en campo enemigo.

Con esta historia en la cabeza, Zabaleta ha creado en los últimos años dibujos con autorretratos o escenas familiares en las que no falta la luna que tanto le gustaba contemplar de pequeño. También ha recurrido a la pintura, y lo ha hecho para intervenir sobre las modelos de revistas de moda, por ejemplo, con ikurriñas.

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