Reportaje:

"La negligencia con mi padre ha sido brutal"

La hija de un paciente fallecido achaca la muerte de su padre a un tratamiento erróneo y la consejería defiende la asistencia prestada

"Cuando muere un familiar, mucha gente trata de ir más allá, en ocasiones sin razón; pero éste no es mi caso". Rosa Pérez está convencida de que su padre falleció por las lesiones de un tratamiento de radioterapia que nunca debió recibir y que le necrosó el cerebro. Se apoya en las historias clínicas para sostener esta opinión y demandar a Sanidad.

"¿Cómo pudieron darle radioterapia sin diagnóstico?", se pregunta. Su padre entró en hospital Doctor Peset de Valencia con "buen estado general" a finales de julio de 2003 por un linfoma que le afectaba a las palmas de las manos, los brazos y...

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"Cuando muere un familiar, mucha gente trata de ir más allá, en ocasiones sin razón; pero éste no es mi caso". Rosa Pérez está convencida de que su padre falleció por las lesiones de un tratamiento de radioterapia que nunca debió recibir y que le necrosó el cerebro. Se apoya en las historias clínicas para sostener esta opinión y demandar a Sanidad.

"¿Cómo pudieron darle radioterapia sin diagnóstico?", se pregunta. Su padre entró en hospital Doctor Peset de Valencia con "buen estado general" a finales de julio de 2003 por un linfoma que le afectaba a las palmas de las manos, los brazos y la espalda. Se le trató con quimioterapia y remitió el problema. Pero se le detectó un nódulo en el pulmón "de etiología incierta". La biopsia que se le practicó no aportó luz sobre la patología, pero la identificación de una lesión cerebral hizo pensar a los médicos que se trataba de una metástasis originada por un tumor principal, que estaría localizado en el lóbulo superior del pulmón derecho.

Una segunda punción para analizar la lesión pulmonar, esta vez ya en el Clínico, tampoco aclaró la naturaleza de la patología. Sin embargo, se le indicaron sesiones de radioterapia "con intención paliativa" al entender que estaba "afecto de metástasis cerebral de probable tumor primario pulmonar".

Rosa se queja de que se iniciara este tratamiento sin tener una biopsia concluyente de lo que su padre tenía en el pulmón ni en la cabeza. "¿Cómo pueden deducir que la lesión cerebral es una metástasis provocada por un supuesto cáncer de pulmón del que no tenían resultados concluyentes?".

Tras la radioterapia se produjo un importante deterioro de la salud del enfermo, a quien se le detectó hidrocefalia, de la que fue operado en un centro privado en noviembre ya que "en el Clínico lo daban por terminal", apunta Rosa. Además de la hidrocefalia le extrajeron el presunto tumor cerebral. Un informe posterior del Clínico destaca que el análisis del tejido extraído "sólo informó de la presencia de necrosis, sin observar lesión tumoral". Pero no sólo no se detectó cáncer en el cerebro. En un TAC torácico de control de 2004, de nuevo, "sólo se objetivaba una opacidad" en el pulmón "de dudoso significado patológico". Otro estudio craneal "no objetivó resto tumoral", mientras que "las lesiones cutáneas de linfoma seguían en remisión completa". Conclusión: "No existe una evidencia de una enfermedad tumoral pulmonar", a pesar de que ésta había sido la base de la presunta metástasis cerebral.

"La negligencia ha sido brutal", apunta Rosa. Desde entonces, la salud de su padre se debilitó hasta que falleció en febrero de 2005. Rosa se empeñó en que le hicieran una autopsia para determinar qué le pasaba a su padre. El informe detectó "una necrosis masiva" en el cerebro "atribuible a radioterapia" y "no se halló afectación tumoral por linfoma, a nivel cutáneo, ganglionar y del sistema nervioso central".

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Sanidad informó ayer de que al paciente se le diagnosticó una metástasis derivada del linfoma cutáneo y que se le aplicó el tratamiento adecuado para este tipo de patologías.

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