Reportaje:

El plebiscito de Dresde

La votación aplazada de hoy puede decidir quién será el canciller de la gran coalición

Los 219.397 electores de Dresde, en el Estado federado de Sajonia al este de Alemania, convocados hoy a las urnas no cambian la correlación de fuerzas en el futuro Parlamento Federal (Bundestag), donde la democracia cristiana cuenta con 225 escaños y la socialdemocracia con 222. No obstante, los que hoy participen en los comicios, en la elección aplazada por la muerte de una candidata, pueden inclinar la balanza a favor del canciller federal Gerhard Schröder, de 61 años, o de Angela Merkel, de 51, en un futuro Gobierno de gran coalición, merced a la repercusión psicológica de su voto.

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Los 219.397 electores de Dresde, en el Estado federado de Sajonia al este de Alemania, convocados hoy a las urnas no cambian la correlación de fuerzas en el futuro Parlamento Federal (Bundestag), donde la democracia cristiana cuenta con 225 escaños y la socialdemocracia con 222. No obstante, los que hoy participen en los comicios, en la elección aplazada por la muerte de una candidata, pueden inclinar la balanza a favor del canciller federal Gerhard Schröder, de 61 años, o de Angela Merkel, de 51, en un futuro Gobierno de gran coalición, merced a la repercusión psicológica de su voto.

En la partida de cartas por el poder entre Schröder y Merkel, donde los dos han lanzado sus respectivos órdagos para ganar la cancillería, vale todo. La insignificante elección en el distrito electoral 160, Dresde 1, se ha convertido en una suerte de plebiscito para corroborar o no los resultados de las elecciones generales del pasado 18 de septiembre. El Partido Socialdemócrata (SPD) ha logrado unos 440.000 votos menos que los democristianos, pero intenta legitimar la exigencia del puesto de canciller para Schröder con el argumento de que Alemania dijo no a los planes de Merkel de una reforma neoliberal sin componente social del Estado del bienestar alemán.

Un triunfo hoy en Dresde echaría más agua al molino de esta argumentación de Schröder. Merkel espera ganar el distrito y poner de manifiesto que el electorado quisiera rectificar a su favor el decepcionante resultado de hace dos semanas. Los democristianos, con poco más de un 35%, quedaron siete puntos por debajo del 42% que les pronosticaban los sondeos.

Este escenario ha provocado que los políticos de primera fila de los dos grandes partidos, CDU y SPD, se hayan volcado estos días en Dresde con la intención de ganar esa importante baza psicológica ante las conversaciones exploratorias para formar una gran coalición, previstas para el próximo miércoles en Berlín.

Esta campaña de los políticos no parece haber hecho mucha mella en los votantes. En Dresde sólo se advierte el ambiente electoral en la profusión de carteles, pero se masca la indiferencia de los votantes que parecen conscientes de que ya no hay nada que decidir. La escasa asistencia a los mítines finales del viernes son testimonio palpable de la apatía del electorado.

Sobre el desenlace de esta noche más vale no mencionar los sondeos tras su clamoroso fracaso en las elecciones del 18 de septiembre, cuando todos los institutos de opinión pronostican un 42% para los democristianos, que se quedó en poco más de un 35%. La referencia más fiable sería la de las elecciones de 2002 en ese distrito, Dresde 1. Entonces ganaron por más de dos puntos al SPD.

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