Editorial:

Carrera de obstáculos

La renovada violencia en Gaza tras la retirada israelí y las detenciones de palestinos en Cisjordania vuelven a poner en el filo la frágil tregua vigente desde febrero entre los dos bandos. Terroristas de Hamás utilizaron como pretexto los 21 muertos por accidente en uno de sus desfiles armados, la semana pasada, para lanzar desde Gaza su rudimentaria cohetería contra Israel. Sharon ha respondido, como estaba anunciado, con una lluvia artillera y de misiles, además de redadas masivas en Cisjordania, donde ayer mismo tropas israelíes mataron a tres extremistas. Cisjordania, donde viven casi dos...

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La renovada violencia en Gaza tras la retirada israelí y las detenciones de palestinos en Cisjordania vuelven a poner en el filo la frágil tregua vigente desde febrero entre los dos bandos. Terroristas de Hamás utilizaron como pretexto los 21 muertos por accidente en uno de sus desfiles armados, la semana pasada, para lanzar desde Gaza su rudimentaria cohetería contra Israel. Sharon ha respondido, como estaba anunciado, con una lluvia artillera y de misiles, además de redadas masivas en Cisjordania, donde ayer mismo tropas israelíes mataron a tres extremistas. Cisjordania, donde viven casi dos millones y medio de palestinos y un cuarto de millón de colonos judíos, corre el riesgo de heredar la situación insostenible de la franja mediterránea durante los últimos años.

La contundencia israelí puede haber contribuido a que Hamás y la Yihad hayan anunciado su regreso al tambaleante alto el fuego acordado en febrero. Pero probablemente el argumento decisivo de esta aparente entrada en razón es el temor islamista a la reacción electoral de los propios palestinos, que quieren abrazarse a la tregua como única esperanza de poder iniciar algún proyecto de vida. Los comicios municipales que se desarrollan en Cisjordania y Jerusalén oriental son la última prueba de fortaleza de los grupos armados frente al presidente Mahmud Abbas antes de las elecciones parlamentarias de enero.

Sharon acaba de ser puesto a prueba en su propio partido con una apurada victoria sobre su rival Benjamín Netanyahu. La debilidad relativa del primer ministro es uno de los argumentos de su implacable respuesta armada. Todo lo que no sea eso será aprovechado por Netanyahu, cabeza visible del lado más fanático del Likud. Pero Sharon debe aprovechar su triunfo en el único sentido posible: no cediendo a las presiones de los israelíes más extremistas y manteniendo la política que ha culminado con la evacuación de Gaza. Eso exige moderación militar. Entre los intereses de un sector del partido gobernante y los de Israel, que son obviamente llegar a un acuerdo de paz con los palestinos, no hay duda sobre cuál debe ser la opción.

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