DEBATE DE POLÍTICA GENERAL

Camps anuncia la supresión del impuesto de donaciones pero pide más dinero al Gobierno

El presidente niega que lidere un Ejecutivo de confrontación a Zapatero y descalifica a Pla y Ribó

El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció ayer que su intención es seguir por la vía de las rebajas fiscales mientras reclama más dinero al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Camps afirmó que suprimirá el impuesto de donaciones entre parientes de primer grado. En paralelo, el dirigente popular se quejó de la financiación de la sanidad que recibe del Gobierno central: "Todo dinero que no transfiere el Gobierno de España en relación con la población real de nuestra Comunidad lo está quitando directamente a todas y cada una de las personas que recibimos de la Administración...

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El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció ayer que su intención es seguir por la vía de las rebajas fiscales mientras reclama más dinero al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Camps afirmó que suprimirá el impuesto de donaciones entre parientes de primer grado. En paralelo, el dirigente popular se quejó de la financiación de la sanidad que recibe del Gobierno central: "Todo dinero que no transfiere el Gobierno de España en relación con la población real de nuestra Comunidad lo está quitando directamente a todas y cada una de las personas que recibimos de la Administración servicios fundamentales como el de la sanidad". "Por lo tanto continuaré exigiendo el dinero que se nos debe a los valencianos", dijo.

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Pese a ello, Camps intentó demostrar en su intervención que no preside un Gobierno de oposición a otro gobierno. Al contrario, según afirmó el jefe del Ejecutivo valenciano, su única misión es contribuir "a mejorar las condiciones de vida" de quienes habitan la Comunidad Valenciana, un territorio en el que todo va como la seda y sobre el que no hay más nubarrones que los provocados por la derogación del trasvase del Ebro y la financiación de la sanidad.

Camps insistió en que no dirige "un Gobierno hostil con el Ejecutivo de España", que su partido no está "aislado" y que la gestión y la inversión no se ven lastradas por la deuda.

En su largo discurso de dos horas y media, mucho mejor estructurado que el del año pasado, Camps desgranó 81 compromisos, la mayoría de ellos ya puestos en marcha. Entre los más importantes destacan los siguientes:

- Supresión del impuesto de donaciones. Primero se rebajará el impuesto parcialmente en 2006, en un porcentaje que todavía se guarda en secreto, y se suprimirá definitivamente en 2007. La rebaja fiscal se aplicará a donaciones de padres a hijos (y viceversa), y beneficiará fundamentalmente a quienes tengan más patrimonio. Camps justificó la decisión de suprimir este impuesto -tal y como se está realizando con el impuesto de sucesiones- como "una defensa de los vínculos de cohesión y solidaridad familiar" que beneficiará a las pymes y a las explotaciones agrarias.

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- Legislación. El presidente se comprometió a aprobar una ley de Garantía de Renta Mínima y otra de Protección del Monasterio de La Valldigna, ambas consecuencias de los compromisos asumidos en la reforma del Estatut. Además, anunció una ley de Transporte Accesible, de Parques Culturales y de Ordenación del Teatro y la Danza.

- Nuevos cargos. Se creará una nueva secretaría autonómica de Interior, que asumirá el mando único en situaciones de emergencia.

- Lengua. Se fijarán ayudas a los diarios para que implanten versiones en valenciano en Internet.

- Adelanto de proyectos. Camps anunció el adelanto en un año del plan de infraestructuras estratégicas (a 2009) y las obras del hospital de la nueva Fe de Valencia. El resto de compromisos, fundamentalmente programas sectoriales, amplían sus objetivos. En un buen número de casos las promesas se llevan más allá de 2009 y algunas alcanzan hasta 2015.

"Todo está en marcha y todo va por buen camino", sentenció Camps en tono triunfalista y auxiliado por un voluminoso informe trufado de gráficos de barras y porcentajes.

El jefe del Consell intentó en su alocución ocupar un plano superior, el de presidente de todos los valencianos, por debajo del cual estaría el portavoz de su grupo, el popular Serafín Castellano, y el socialista Joan Ignasi Pla como negociadores de la reforma del Estatut. Y desde ese plano lanzó al secretario general del PSPV la oferta de lograr "un gran pacto por el territorio y el urbanismo", que consistiría básicamente en consensuar el proyecto de Ley Urbanística Valenciana preparado por el consejero de Territorio, Rafael Blasco.

La oferta de pacto quedó en vía muerta tan pronto Pla exigió la retirada parlamentaria del citado proyecto de ley para alcanzar un consenso y reclamó, además, que Camps se mostrase dispuesto a modificar la ley de Suelo no Urbanizable y la de Ordenación del Territorio, ya aprobadas por el PP. El desdén recibido llevó al jefe del Consell a poner en marcha el ventilador de la sospecha y a lanzar fango sobre el PSPV a cuenta de "oscuros intereses" que hacen que a Pla "le tiemble el pulso" y que no quiera pactar la Ley Urbanística Valenciana.

En las réplicas, Camps abandonó el tono de estadista del discurso inicial para acabar en soflamas propias de los mítines.

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