Irak admite que la insurgencia se ha infiltrado en las fuerzas de seguridad del país

Londres y Bagdad rebajan la tensión, pero discrepan sobre los incidentes en Basora

El Gobierno iraquí admitió ayer que la insurgencia se ha infiltrado en las fuerzas de seguridad, y especialmente en la policía, a lo largo y ancho del país. La presencia de insurgentes en la policía ha sido denunciada estos días por el Reino Unido a raíz de los incidentes vividos el lunes en Basora, al sur del país. El primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, que volaba de regreso a Bagdad tras asistir en Nueva York a la cumbre de la ONU, decidió hacer escala en Londres para rebajar la tensión. Yafari no avaló, sin embargo, la versión de Londres sobre los incidentes.

Yafari, quien se ent...

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El Gobierno iraquí admitió ayer que la insurgencia se ha infiltrado en las fuerzas de seguridad, y especialmente en la policía, a lo largo y ancho del país. La presencia de insurgentes en la policía ha sido denunciada estos días por el Reino Unido a raíz de los incidentes vividos el lunes en Basora, al sur del país. El primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, que volaba de regreso a Bagdad tras asistir en Nueva York a la cumbre de la ONU, decidió hacer escala en Londres para rebajar la tensión. Yafari no avaló, sin embargo, la versión de Londres sobre los incidentes.

Yafari, quien se entrevistó con el ministro británico de Defensa, John Reid, no dijo en público que los soldados británicos son "bienvenidos" en Irak. Yafari optó por un más distante "son necesarios", pese a que Reid le había invitado a dar públicamente la bienvenida a los soldados del Reino Unido.

El primer ministro iraquí, muy serio siempre en la rueda de prensa que ofreció junto a Reid, no quiso entrar en el detalle de los incidentes de Basora "porque se está investigando y no conozco todos los elementos". Pero quitó hierro al conflicto al declarar que "estas cosas pasan" y asegurar que "no van a afectar a las relaciones entre Irak y el Reino Unido". "No hubo una ruptura en nuestras relaciones", añadió. Los incidentes se produjeron el lunes, tras ser detenidos dos soldados de los comandos especiales británicos vestidos de civiles iraquíes. El Ejército británico acabó asaltando la comisaría a la que habían sido enviados alegando que habían sido entregados a insurgentes chiíes y su vida peligraba.

El ministro del Interior iraquí, Baqir Solagh Jabr, declaró a la BBC que las tropas británicas habían actuado a partir de un rumor y que los soldados no habían sido entregados a la milicia y, aunque estaban en otro edificio, nunca abandonaron el complejo policial. El gobernador de Basora, Mohamed al Waili, arrojó algo de luz al admitir que los hombres que se llevaron de la comisaría eran al mismo tiempo policías y milicianos chiíes. Tocaba así el punto clave de este conflicto: la presencia de insurgentes en las fuerzas de seguridad.

La presencia de insurgentes fue reconocida el martes por la noche por Muwafaq Rubaie, consejero de Seguridad Nacional del Gobierno de Bagdad. "Nuestras fuerzas de seguridad en general, la policía en particular, han sido penetradas por algunos de los insurgentes, algunos de los terroristas también", declaró a la BBC.

Rubaie admitió también que no podía dar una idea precisa de la magnitud de esa infiltración, pero aseguró que "ahora hay un procedimiento muy escrupuloso, muy meticuloso" de selección de candidatos a formar parte de las fuerzas de seguridad. Un informe estadounidense hecho público en julio sostenía lo contrario.

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Fuentes de la policía de Basora citadas por The Guardian aseguraban ayer que hasta el 60% de la policía la ciudad iraquí está constituida por insurgentes chiíes. Entre ellos están los milicianos de la Brigada Badr, el brazo militar del Consejo Supremo Islámico de la Revolución. El coronel Bill Dunham, alto cargo de la fuerza multinacional en Irak, confirmó ayer la presencia de milicianos en la policía y afirmó que "hay que acabar con ella".

El ministro del Interior iraquí, Bayan Baker Solag, llega ayer al lugar de los incidentes del lunes con los británicos en Basora.EFE

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