Reportaje:

Una película que se complica

Fabra convoca a empresarios castellonenses para escenificar el apoyo al proyecto del aeropuerto que Fomento impugna

Dos protagonistas, una coprotagonista sin texto y muchos extras de renombre fueron los encargados de escenificar ayer, en el Club Náutico de Castellón, el apoyo de la "sociedad civil" al proyecto del aeropuerto para la provincia para desbloquear una película que se complica. El escenario se preparó durante una comida, o "almuerzo de trabajo" según la versión oficial, en la que se explicó a los cerca de treinta participantes las actuaciones llevadas a cabo por la empresa pública Aerocas, promotora del proyecto y participada por la Generalitat y la propia Diputación de Castellón. La fecha para l...

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Dos protagonistas, una coprotagonista sin texto y muchos extras de renombre fueron los encargados de escenificar ayer, en el Club Náutico de Castellón, el apoyo de la "sociedad civil" al proyecto del aeropuerto para la provincia para desbloquear una película que se complica. El escenario se preparó durante una comida, o "almuerzo de trabajo" según la versión oficial, en la que se explicó a los cerca de treinta participantes las actuaciones llevadas a cabo por la empresa pública Aerocas, promotora del proyecto y participada por la Generalitat y la propia Diputación de Castellón. La fecha para la que se eligió esta escenificación no fue casual, sino que ha estado marcada por la advertencia realizada por el Ministerio de Fomento, que reclama a la promotora un trámite que las administraciones valencianas consideran eludible. Así, Fomento alega que no es que quiera dejarles sin guión, sino que éste tiene faltas de ortografía que hay que corregir, según sus normas.

Como protagonistas principales estuvieron el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, y el vicepresidente del Gobierno Valenciano, Víctor Campos. Cada uno, en su papel. El primero, aunque no tan locuaz como la última vez que hizo referencia a la advertencia de Fomento, habló del feeling que debería haber entre administraciones y achacó el desencuentro entre las valencianas y la central al "famoso talante de Rodríguez Zapatero". Con el mismo tono sentencioso aseguró que la sociedad civil de Castellón "está con el proyecto del aeropuerto", mientras que la intervención de Víctor Campos tomaba otro cariz y, pese a la rotundidad con la que planteó que el proyecto del aeropuerto "está perfectamente enfocado y definido", se centró en solicitar "hablar, dialogar y trabajar para encontrar soluciones a este proyecto y que seamos capaces de despejar cualquier sombra de duda con el fin de alcanzar su ejecución definitiva en el menor tiempo posible".

Quien no tuvo texto, pese a estar anunciada como protagonista antes de que se conociera la aparición "estelar" de Campos, fue la consejera de Turismo, Milagrosa Martínez, que permaneció atenta a las intervenciones de sus compañeros. Bajo el título de "sociedad civil" aparecieron en los títulos de crédito el presidente de la patronal azulejera, el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos, el presidente de la Confederación de Empresarios de Castellón, el secretario de la patronal autonómica, el presidente del Puerto y el presidente, vicepresidenta y secretario de la Cámara de Comercio. También acudieron el presidente y secretario de la Pymec, el presidente de los exportadores de cítricos y el presidente de la asociación provincial de constructores.

Algún fallo debió haber en los ensayos porque Fabra y Campos mostraron argumentos diferentes al hablar de los "malos" de la película. Mientras el presidente de la Diputación aseguró que no ha existido ningún contacto reciente con Fomento, el vicepresidente del Consell sí admitió la existencia de una primera conversación. "Yo no puedo desvelar las negociaciones de un gobierno que no presido", argumentó Fabra.

Entre tanta gente, intervinieron el presidente de la patronal cerámica, Fernando Diago, a quien le falló el apuntador y sólo "confió" en que la tramitación realizada sea la correcta, y el presidente de los empresarios turísticos, Carlos Escorihuela, quien interpretó libremente su texto y acabó pidiendo al ministerio que "no maree la perdiz".

El final de la película está por escribir.

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