ELECCIONES EN ALEMANIA

La coalición de derechas pierde la mayoría en los sondeos

Los socialdemócratas guardan la esperanza de participar en el próximo Gobierno alemán

Los sondeos de tres institutos demoscópicos coinciden en pronosticar que una coalición de centro-derecha entre democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) no tendría mayoría en las elecciones del 18 de septiembre. Estos resultados tuvieron un efecto estimulante para el canciller federal socialdemócrata, Gerhard Schröder, y su partido, el SPD. Schröder se fijó como objetivo "aumentar en un 4% en los últimos 10 días y ese 4% tiene que perderlo la otra parte".

El SPD, con 600.000 afiliados, casi 200.000 menos que cuando Schröder llegó al poder, en 1998, ha recuperado la moral y se muestra c...

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Los sondeos de tres institutos demoscópicos coinciden en pronosticar que una coalición de centro-derecha entre democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) no tendría mayoría en las elecciones del 18 de septiembre. Estos resultados tuvieron un efecto estimulante para el canciller federal socialdemócrata, Gerhard Schröder, y su partido, el SPD. Schröder se fijó como objetivo "aumentar en un 4% en los últimos 10 días y ese 4% tiene que perderlo la otra parte".

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El SPD, con 600.000 afiliados, casi 200.000 menos que cuando Schröder llegó al poder, en 1998, ha recuperado la moral y se muestra combativo, dispuesto a luchar en la recta final de las elecciones. En las filas democristianas (CDU/CSU) cunde el nerviosismo. Algunos dirigentes hablan de una gran coalición con los socialdemócratas (SPD) como si hubiesen perdido la fe en la posibilidad de formar una coalición de centro-derecha con los liberales (FDP).

El presidente de la CDU del Estado federado de Renania-Palatinado, Christoph Böhr, declaró que es posible que "en esta sociedad no haya una mayoría clara para una coalición negro-amarilla (CDU/CSU-FDP)". Según Böhr, la población siente desfallecer el estómago ante la perspectiva de tener que tomar la medicina que la democracia cristiana prepara para Alemania.

Las inundaciones en Nueva Orleans, el gasoducto ruso-alemán a través del Báltico, las meteduras de pata del gurú fiscal de la candidata democristiana, Paul Kirchhof. Todo vale para conservar el poder. Gracias al dopaje que le proporcionan los últimos sondeos, Schröder parece haber recuperado toda su capacidad de seducir al electorado y dejar en ridículo a sus oponentes.

Parece, sin embargo, imposible que Schröder siga en la cancillería. Su pitonisa particular, el director del instituto Forsa, Manfred Güllner, expresaba ayer la casi imposibilidad de que Schröder consiga dar del todo la vuelta a la tortilla. Según Güllner, el SPD se beneficia de los votos de los indecisos y del Partido de la Izquierda. Esto no basta porque el SPD no consigue entrar en el electorado democristiano, que aguanta firme en torno al 42%.

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El SPD ha aumentado hasta un 34% y su socio de gobierno, Los Verdes, se mantiene en el 7%. El 6% o 7% de los liberales (FDP), sumado al 42% de los democristianos, no basta para una mayoría en el futuro Parlamento Federal (Bundestag). Queda el 8% que los sondeos conceden al Partido de la Izquierda, pero éstos son votos perdidos. Ningún partido quiere formar gobierno con un partido al que echan en cara su populismo y su tufo comunista.

Si los últimos sondeos se convierten en realidad el 18 de septiembre, democristianos y socialdemócratas estarían obligados a un matrimonio de conveniencia por pura aritmética electoral para formar un gobierno estable en Alemania.

El canciller alemán, Gerhard Shröder, ayer en un helicóptero.REUTERS

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