Crítica:

El verano del 69

Esta novela cuenta lo que le sucede a una familia que veranea en el mes de julio de 1969 en un antiguo balneario de Galicia. El padre es médico, ejerce con pasión su profesión y se alza como figura trágica al conocer desde el principio que morirá en el otoño siguiente; la madre es una mujer convencional y es presentada por el narrador de manera poco atractiva y los dos hijos son una niña de pocos años, un mero apoyo narrativo, y el chico de catorce años, protagonista y narrador, quien rememora melancólicamente el último verano de la infancia desde un presente que califica como satisfactorio. E...

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Esta novela cuenta lo que le sucede a una familia que veranea en el mes de julio de 1969 en un antiguo balneario de Galicia. El padre es médico, ejerce con pasión su profesión y se alza como figura trágica al conocer desde el principio que morirá en el otoño siguiente; la madre es una mujer convencional y es presentada por el narrador de manera poco atractiva y los dos hijos son una niña de pocos años, un mero apoyo narrativo, y el chico de catorce años, protagonista y narrador, quien rememora melancólicamente el último verano de la infancia desde un presente que califica como satisfactorio. Estamos ante un narrador feliz que evoca sus amarguras pasadas.

La cantidad de acontecimientos que se acumulan en ese mes es abrumador. Algunos se refieren al mundo en general o a España en particular: la llegada del Apolo XI a la luna contemplada por los usuarios del balneario al igual que el trascendente acto en que Franco designa como sucesor a Juan Carlos de Borbón. Tal hecho queda ligado a la narración porque el autor supone que en ese balneario se produce el último intento de los partidarios de Don Juan para que fuese él el designado. Estos graves sucesos ofrecen excelentes motivos para amarrar estructuralmente la novela y otorgarle verosimilitud, pero la encarnadura dramática de la narración se da en las relaciones que ese chico desconcertado y tímido establece con los personajes que encuentra en ese balneario que marcarán su vida. Son ritos de paso y heridas íntimas presentes en otras novelas recientes como, por ejemplo, en El mapa de las aguas, de Ángel García Galiano, donde también esos primeros astronautas pisaban la luna y el narrador se emocionaba con los Beatles, evocados en el inequívoco título de la novela de Royuela, apretada de peripecias muy humanas. La manera en que el pasado se traba con el presente del narrador es uno de los puntos fuertes. Lástima que el afán intervencionista del narrador adulto sea excesivo y aparezcan comentarios sobrantes sobre la monarquía o la conquista de la luna. Falta una expresión más directa y sin intermediarios.

VIOLETA EN EL CIELO CON DIAMANTES

Fernando Royuela

Alfaguara. Madrid, 2005

292 páginas. 16,50 euros

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