Cartas al director

Ya basta

Srebrenica, Londres. Diez años. Otra matanza. No voy a entrar en la comparación de cifras macabras, ni mencionaré quiénes disponen de identidad y quiénes son números sobre el barro. Pero me preguntaré, para señalar a los culpables, ¿quiénes morimos?, ¿a quién beneficia?, ¿quién dispara?

Nosotros, ellos. Por suerte o por desgracia, he conocido las dos caras. Quienes hemos estado en cualquiera de las batallas que, a diario, se libran en algún lugar del mundo musulmán, conocemos de cerca su agravio. Sabíamos, también, que la globalización no es sólo estar conectados en red y poder t...

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Srebrenica, Londres. Diez años. Otra matanza. No voy a entrar en la comparación de cifras macabras, ni mencionaré quiénes disponen de identidad y quiénes son números sobre el barro. Pero me preguntaré, para señalar a los culpables, ¿quiénes morimos?, ¿a quién beneficia?, ¿quién dispara?

Nosotros, ellos. Por suerte o por desgracia, he conocido las dos caras. Quienes hemos estado en cualquiera de las batallas que, a diario, se libran en algún lugar del mundo musulmán, conocemos de cerca su agravio. Sabíamos, también, que la globalización no es sólo estar conectados en red y poder trabajar desde casa. Y ahora esa guerra inventada llama a las puertas de nuestras casas. ¿Qué mundo dejaremos a los que van llegando? A nuestros hijos les espera la sociedad orwelliana del estar, pues el bien lo iremos dejando por el camino. A sus hijos, lo más probable es que les siga esperando el lodo, el desempleo, los carros blindados.

Srebrenica, Grozny, Kabul, Nueva York, Ramala, Madrid, Tel Aviv, Bagdad, Londres. Ya basta. Los seres humanos de abajo estamos cansados de ser las víctimas de las guerras que los seres humanos de arriba nos han declarado. Nosotros, ellos.-

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