Crítica:

Todo un profesional

Cualquier reseña de esta película publicada en un país que no sea España estará protagonizada por el hecho de que se trata de una nueva versión de las ilustres Los crímenes del museo (Michael Curtiz, 1933) y Los crímenes del Museo de Cera (André de Toth, 1953). Incluso por el dato, bastante más peregrino, de que supone el debut como actriz de la estrella de la prensa rosa Paris Hilton. Pero un hasta ahora desconocido catalán llamado Jaume Collet-Serra, formado en Estados Unidos, ha variado el rumbo de los comentarios hasta convertirse en el verdadero alma máter de esta ...

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Cualquier reseña de esta película publicada en un país que no sea España estará protagonizada por el hecho de que se trata de una nueva versión de las ilustres Los crímenes del museo (Michael Curtiz, 1933) y Los crímenes del Museo de Cera (André de Toth, 1953). Incluso por el dato, bastante más peregrino, de que supone el debut como actriz de la estrella de la prensa rosa Paris Hilton. Pero un hasta ahora desconocido catalán llamado Jaume Collet-Serra, formado en Estados Unidos, ha variado el rumbo de los comentarios hasta convertirse en el verdadero alma máter de esta Casa de cera, su sorprendente debut.

Al grano: la película no está ni mejor ni peor dirigida que la gran mayoría de cintas de terror juvenil llegadas de Hollywood en los últimos años. Lo que significa que está cargada de eficacia, de profesionalidad y de sabiduría teniendo en cuenta el público al que va dirigida y, sobre todo, valorando que, si obviamos la preciosa idea de la que parte la historia, el guión es infumable. Los primeros 45 minutos de Casa de cera son insoportablemente aburridos. Seguidora de la línea marcada por La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1973).

CASA DE CERA

Dirección: Jaume Collet-Serra. Intérpretes: Elisha Cuthbert, Chad Michael Murray, Brian van Holt, Paris Hilton. Género: terror. EE UU, 2005. Duración: 112 minutos.

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Sin embargo, la llegada al pueblo donde se ubica el museo del título supone un giro radical para la eficacia del producto. Aquí comienzan a tener valor las propuestas de guión que ya poseían las dos versiones clásicas. Y el director, consciente del artilugio que tiene entre manos, empieza a hacer de las suyas a base de fuertes dosis de gore, sentido del humor, unas gotas de violencia un poco más feroz de lo habitual en este tipo de cintas y un punto de cinefilia: con el que se homenajea al Vincent Price de la versión de De Toth y a una obra maestra como ¿Qué fue de Baby Jane? Collet-Serra, de momento, lo que sí ha demostrado es que sabe manejar una producción de gran calibre y llevarla hasta el triunfo en las taquillas.

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