Moratinos culpa al 'cheque' británico del fracaso de la cumbre presupuestaria de la UE

El Gobierno seguirá defendiendo la Constitución europea porque la votaron los españoles

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, adjudicó ayer al Reino Unido, por su inflexibilidad con el llamado cheque británico, toda la responsabilidad del fracaso de las negociaciones sobre el marco financiero de la UE para 2007-2013, incluido el rechazo final español de la propuesta de la presidencia. Frente a la afirmación del PP de que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero "hizo el ridículo" al convocar el referéndum de la Constitución europea, Moratinos afirmó además que el Gobierno seguirá defendiendo ese texto, porque "ése es el sentimiento de los españoles".

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El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, adjudicó ayer al Reino Unido, por su inflexibilidad con el llamado cheque británico, toda la responsabilidad del fracaso de las negociaciones sobre el marco financiero de la UE para 2007-2013, incluido el rechazo final español de la propuesta de la presidencia. Frente a la afirmación del PP de que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero "hizo el ridículo" al convocar el referéndum de la Constitución europea, Moratinos afirmó además que el Gobierno seguirá defendiendo ese texto, porque "ése es el sentimiento de los españoles".

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"Ha sido la parte relativa a los ingresos, y no la de los gastos, la que claramente ha hecho fracasar la negociación. Al parecer, la contrapropuesta británica para su cheque fue absolutamente desproporcionada en relación con la cifra de los 4.600 millones de euros anuales que figuraba en la propuesta de la Presidencia", dijo ayer Moratinos en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, donde compareció a petición propia para explicar la política española.

"La minoración de nuestro saldo por los pagos, a la luz de las últimas ofertas que se estaban manejando para compensar al Reino Unido, resultaba excesiva. En dichas condiciones, no podíamos respaldar la última propuesta de la Presidencia", añadió el ministro.

Moratinos explicó así lo ocurrido entre las 21.00 y las 23.45 horas de la noche del pasado viernes en el Consejo Europeo celebrado en Bruselas, cuando España pasó de mostrarse convencida de que tenía al alcance de la mano un acuerdo financiero satisfactorio para su futuro en la UE ampliada, a rechazar una oferta de la Presidencia que mejoraba bastante otra que había sido bien valorada.

El capítulo de gastos

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Las mejoras introducidas por la presidencia luxemburguesa sobre las once menos cuarto de la noche se referían al capítulo de gastos, que pasó a incluir casi todas las reivindicaciones de la delegación española. Pero al mismo tiempo, la oferta elevaba la compensación que paga desde 1984 a Londres porque teóricamente se beneficia menos de las políticas comunitarias de 4.600 a 5.500 millones de euros por año. Introducidos estos datos en el ordenador, Zapatero y su equipo se encontraron con que el saldo neto de España con la UE, la diferencia entre sus aportaciones y cobros, caería en todo el periodo desde 48.000 millones de euros hasta 4.738 millones de euros, menos dinero del que la Comisión Europea ofreció al Gobierno del Partido Popular en 2004.

"Nuestra actitud en la negociación ha sido siempre constructiva, pero sin perder de vista los intereses nacionales", dijo ayer el ministro, cuando explicó a los senadores el rechazo de un arreglo que, en el plano interno, hubiera sido evidentemente indefendible. "España quería partir de la mejor posición posible" de cara a la negociación que debe proseguir, dijo también.

Moratinos destacó que, por lo demás, la presidencia atendió las principales demandas de Madrid, especialmente la salida gradual del Fondo de Cohesión, aunque siguiera siendo "insuficiente" el contenido financiero de sus propuestas.

El portavoz del PP en la comisión, Luis Eduardo Cortés, pasó por alto estas explicaciones y la actuación del Gobierno en esta negociación, ya que, razonó, al no haber acuerdo no ha habido daño. Centró, en cambio, sus ataques en la convocatoria del referéndum.

"No diré que hayamos hecho el ridículo, pero hemos quedado muy cerca", indicó. "El presidente [del Gobierno] ha hecho el ridículo", añadió en otro momento, "porque fue una decisión precipitada, innecesaria y adoptada con falta de información. El presidente del Gobierno y su equipo no valoraron los pros y los contras, ni previeron que Francia y Holanda fueran a decir que no. Es un fallo que se lo debe apuntar él solito, porque no pidió la opinión de nadie y tampoco puede pretender que nadie le acompañe ahora".

Moratinos le replicó que el Ejecutivo quiso que España fuera el primero en ratificar la Constitución en referéndum, "no por ningún prurito", sino porque consideraba que el nuevo tratado era "necesario" para que Europa siguiera progresando tras la ampliación.

"El español merece tanto respeto como el no francés y, por tanto, no creo que la sociedad española haya hecho el ridículo", argumentó. "El Gobierno tiene la obligación de seguir defendiendo esta Constitución, porque ése es el sentimiento mayoritario del Parlamento y de la ciudadanía", añadió, antes de recordar que el PP apoyó el y que el referéndum fue "consensuado" en todos sus detalles -calendario y texto de la pregunta- con todos los partidos, cuando los sondeos preveían un 60% de votos favorables en Francia.

El ministro afirmó, además, que "no se producirá una congelación del proceso" de ratificación, ya que cada Estado tiene libertad para hacerla; que dentro de un año se verá si se pone nueva fecha límite y que, mientras, "se abrirá un debate en todos los Estados miembros sobre la integración europea", incluida España.

En esta "crisis de crecimiento, quizás la más grave", afirmó Moratinos, el Gobierno no busca "ejes", sino tener capacidad de influencia en los momentos decisivos. Ha ido con Francia y Alemania, pero no coincide en todo. Por ejemplo, rechazó la propuesta de las perspectivas financieras. Con el Reino Unido, conecta porque tiene "la misma política económica", pero su visión de Europa es otra.

Miguel Ángel Moratinos, en las inmediaciones del Congreso.ULY MARTÍN

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