Reportaje:ESCAPADAS | Ayllón

Viaje a la tierra de Luna

Obras románicas y góticas embellecen la villa del noreste de Segovia, que fue la favorita del condestable de Castilla

Hay quien dice que el paraíso es regresar, en un último instante eterno, al lugar donde uno fue más feliz. Si esto fuese cierto, entonces sabríamos qué pasó por la cabeza de don Álvaro de Luna cuando rodó a los pies del verdugo. Pensaría en aquel lugar de sus vastos dominios -más de 120 pueblos y 20.000 vasallos- que eligió al ser desterrado de la corte en 1427; allí donde pasó un año sabático, tañendo el laúd, escribiendo poesías y viendo cómo sus rentas crecían, mientras sus enemigos se destrozaban; donde tan a gusto estaba que, cuando Juan II lo llamó de nuevo a su lado, se hizo de rogar tr...

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Hay quien dice que el paraíso es regresar, en un último instante eterno, al lugar donde uno fue más feliz. Si esto fuese cierto, entonces sabríamos qué pasó por la cabeza de don Álvaro de Luna cuando rodó a los pies del verdugo. Pensaría en aquel lugar de sus vastos dominios -más de 120 pueblos y 20.000 vasallos- que eligió al ser desterrado de la corte en 1427; allí donde pasó un año sabático, tañendo el laúd, escribiendo poesías y viendo cómo sus rentas crecían, mientras sus enemigos se destrozaban; donde tan a gusto estaba que, cuando Juan II lo llamó de nuevo a su lado, se hizo de rogar tres veces: os perdono, os necesito, volved. ¿De dónde? De Ayllón.

Sí, aquellos fueron sin duda los mejores días para el condestable de Castilla y, de rebote, para Ayllón, una pujante comunidad que a la sazón abarcaba 36 pueblos de las actuales provincias de Segovia, Soria y Guadalajara.

Un mazazo de pura Edad Media sacude al viajero que se cuela en el recinto amurallado

Muchos de aquellos lugares le fueron luego amputados o se desangraron de gente, pero la villa que fue su cabeza sigue lúcida, recordando la vida y milagros de su antiguo señor en una fiesta medieval que se celebra el último fin de semana de julio, y cuidando con mimo sus rojas piedras románicas y góticas, a tal punto que si el fantasma de Luna se presentase hoy en ella con la testa debajo del brazo, no la encontraría muy cambiada.

Un mazazo de pura Edad Media sacude al viajero que, cruzando el viejo puente de cuatro ojos sobre el río Aguisejo, se cuela en el antiguo recinto amurallado por una puerta, la del Arco, guarnida con matacán y empedrada de blasones. No más enhebrar ésta, se presenta, a manderecha, la más elegante arquitectura civil de la villa, el palacio de Juan de Contreras, erigido en 1497 en estilo gótico isabelino. Ambos, puerta y palacio, edificados con unos sillares de arenisca colorada que, junto los adobes de muchas otras casas y las fachadas pintadas en tonos rojizos del resto, reavivan en los crepúsculos la llama deslumbrante que fue Ayllón en el siglo XV.

Cuatro pasos al frente y aparece la plaza Mayor, con sus soportales de troncos mondos y nudosos; al fondo de la misma, la iglesuela románica de San Miguel; a la vera de ésta, el Ayuntamiento -en su fachada, los escudos de los marqueses de Villena, que sucedieron a don Álvaro en el señorío de Ayllón-; y, asomando sobre los tejados, la tremenda espadaña de Santa María, que es la aérea plaza mayor donde se reúnen, para controlar, las cigüeñas de la villa.

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Desde este castellanísimo foro, hay dos caminos obligados. Uno, el que conduce, pasando por la izquierda de la casa de la Torre -la más antigua, según es fama, de Ayllón-, hasta la plaza y palacio del Obispo Velosillo, hoy museo en el que se exhibe lo que numerosos artistas han parido en esta apartada villa, lejos del zurriburri turístico que ha degradado a otras nobles poblaciones segovianas -Pedraza, Sepúlveda, Riaza...- a circos de tres pistas con asadores.

El segundo camino lleva, por la derecha del Ayuntamiento, a la plaza de Santa María, y luego por la calle Real -ojo a la casa del Águila y al convento de Concepcionistas-, hasta la iglesia de San Juan, el más espléndido monumento religioso de Ayllón y una visita que justificaría, por sí sola, este viaje.

Preservada de la ruina por su actual propietario, el psiquiatra Pedro A. Corrons, alberga un magnífico ábside románico, una exuberante capilla de estilo gótico florido y un insólito museo de arte brut, arte patrimonio de locos y de cuerdos capaces de crear sin influencias, a saber cómo.

Desde aquí, nada cuesta subir al cerro arcilloso, acribillado de bodegas, en el que se recuesta el caserío. En lo más alto, la Martina -mitad campanario, mitad torre guerrera- domina la villa roja, las verdes alamedas del Aguisejo, los panes amarillos de la llanura segoviana y la negra sierra de Ayllón. Así de simple, así de bello, debió de recordar este paisaje don Álvaro de Luna cuando subió al cadalso en Valladolid, 25 años después de su feliz destierro.

Cordero asado o cocina creativa

- Cómo ir. Ayllón (Segovia) dista 138 kilómetros de Madrid. Se va por la A-1 hasta el kilómetro 104 y después por la N-110 (dirección a Soria), pasando por Cerezo de Arriba, Riaza y Saldaña.

- Visitas. Iglesia de San Juan (Tel. 921 55 32 51): fines de semana y festivos, de 11.00 a 21.00; entrada, 3 euros. Palacio del Obispo Velosillo (teléfono 921 55 39 16): todos los días, excepto lunes y domingos por la tarde; entrada gratuita. Paseos guiados por la villa (teléfono 921 55 39 16): sólo para grupos, previa reserva; gratuitos.

- Alrededores. Maderuelo (a 15 km): villa medieval amurallada. Madriguera (a 19 km) y Villacorta (a 23 km): pueblos de arquitectura roja. En Grado del Pico (a 20 km): manadero del Aguisejo. En Montejo (a 21 km): ciudad celtíbera y romana de Tiermes.

- Comer. Pemar (Tel. 921 55 34 74): gazpacho con cangrejos de río y manitas de cerdo rellenas de trufas; 15-20 euros. Plaza (Tel. 921 55 32 25): el mejor cordero de Ayllón, asado durante cinco horas en horno de leña; 20 euros. La Tenada del Chíspano (Tel. 921 55 33 20): cocina tradicional con toques creativos, en un antiguo corral rehabilitado frente a la iglesia de San Juan; 20-25 euros.

- Dormir. El Adarve (Tel. 921 55 33 67): centro de turismo rural en una casa tradicional de piedra y madera, con vistas a la torre de la Martina; doble, 43 euros. El Caz del Molino (Saldaña; Tel. 689 03 06 84): antigua casa de labranza junto al encinar de Saldaña; 46 euros. Otra opción es una casa rural de alquiler, como María Luisa (Saldaña: Tel. 921 55 34 60; fin de semana, 180 euros) o Casas de Yagüe (Santa María de Riaza; Tel. 616 75 56 43; 310 euros).

- Compras. Detalles (Cronista Artigas, 7): artesanía en madera y barro. Además, en todas las panaderías, tortas de chicharrones y mantecados.

- Más información. Oficina de Turismo de Ayllón (plaza del Obispo Velosillo, 1; Tel. 921 55 39 16). Y en Internet: www.ayllon.es

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