El PSdeG percibe el "aroma de la victoria" en el cierre de su campaña

El PSdeG cerró anoche la campaña, primero en Pontevedra ante un millar de personas y luego con una fiesta en Santiago de Compostela, con la convicción de que en Galicia se ha instalado la sensación de cambio y de agotamiento de Manuel Fraga. Así lo explicaron anoche tanto la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, que habló de "aroma de victoria", como el candidato socialista, Emilio Pérez Touriño.

En el final de su campaña, los socialistas recuperaron su mensaje central, y es que el PSdeG representa lo moderno, mientras el PP es el pasado "rancio", "la antigualla". Y no sólo...

El PSdeG cerró anoche la campaña, primero en Pontevedra ante un millar de personas y luego con una fiesta en Santiago de Compostela, con la convicción de que en Galicia se ha instalado la sensación de cambio y de agotamiento de Manuel Fraga. Así lo explicaron anoche tanto la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, que habló de "aroma de victoria", como el candidato socialista, Emilio Pérez Touriño.

En el final de su campaña, los socialistas recuperaron su mensaje central, y es que el PSdeG representa lo moderno, mientras el PP es el pasado "rancio", "la antigualla". Y no sólo en Galicia, sino también en toda España, donde el PSOE, dicen, es ahora el Gobierno que propone reformas mientras el PP se opone. De la Vega llegó además a Galicia con la promesa de que, cuando Pérez Touriño sea presidente de la Xunta, los dos gobiernos cooperarán para cumplir el polémico Plan Galicia y pagar todas las indemnizaciones del Prestige. La vicepresidenta acusó ala Xunta de mantener bloqueadas las ayudas a 20.000 marineros afectados por el desastre del petrolero.

De los dos objetivos principales de cualquier campaña, movilizar al electorado propio y tratar de que el rival se quede en casa, los socialistas se han volcado en el primero. El segundo es más complejo. Sobre todo porque el PSdeG optó, desde el último fin de semana, por dar las elecciones por ganadas, y eso siempre tiene el riesgo de movilizar al rival.

La campaña ha ido creciendo en agresividad día a día. Touriño comenzó diciendo que no iba a hablar de Fraga, que haría una campaña de propuestas, pero las salidas de tono del presidente de la Xunta le hicieron rectificar. Y desde entonces no ha parado de criticarle, aunque siempre con un punto de respeto y reconociéndole algunos méritos. De hecho, Touriño, que imita a Zapatero en casi todo, también insiste en la idea del "cambio tranquilo" y del respeto al adversario. Hasta el punto de que la frase que repite en todos sus mítines y que resume su campaña es: "El domingo tenemos que decirle a Fraga gracias y adiós".

Touriño se ha cuidado de buscar también el voto de los indecisos que dudan de un Gobierno de pacto con los nacionalistas. Ese voto moderado que, especialmente en Galicia, busca seguridad. El candidato ha repetido hasta la saciedad el mensaje de que el PP sólo ofrece guerra interna por la sucesión y, por tanto, "el voto por el cambio es lo más seguro". Este mensaje se ha lanzado también al mundo empresarial gallego.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, el gallego con más poder dentro del socialismo español, también se ha volcado. Se ha cuidado mucho de tapar a su candidato, Touriño, y no ha coincidido con él, pero ha dado entrevistas en medios locales, ha participado en debates en las radios, y ha organizado decenas de reuniones. Además, su equipo de confianza se ha trasladado desde Madrid para echar el resto en la campaña. El apoyo de la organización federal, y el hecho de que el jefe del aparato sea gallego, se ha notado en el espectacular despliegue de medios, y de dinero.