RELATO DEL MINISTRO AL JUEZ SOBRE LA AGRESIÓN SUFRIDA

"Recibí un puñetazo, manotazos, puntapiés"

Extracto del escrito dirigido por José Bono al titular del Juzgado 42 el 5 de marzo de 2005: "Mi hijo decidió acompañarme. Fuimos con su coche y lo aparcamos en la calle Ruiz de Alarcón. A las 16.55 estábamos en Cibeles. Me saludaron correctamente algunos manifestantes. Llamé a través del móvil a Rosa Diez, con quien había hablado de la posibilidad de ir a la manifestación en los días anteriores. Me dijo que estaba a la altura del Círculo de Bellas Artes y avancé por la acera hasta llegar a su encuentro. Al llegar, algunos periodistas me pidieron declaraciones y les dije casi literalmente que:...

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Extracto del escrito dirigido por José Bono al titular del Juzgado 42 el 5 de marzo de 2005: "Mi hijo decidió acompañarme. Fuimos con su coche y lo aparcamos en la calle Ruiz de Alarcón. A las 16.55 estábamos en Cibeles. Me saludaron correctamente algunos manifestantes. Llamé a través del móvil a Rosa Diez, con quien había hablado de la posibilidad de ir a la manifestación en los días anteriores. Me dijo que estaba a la altura del Círculo de Bellas Artes y avancé por la acera hasta llegar a su encuentro. Al llegar, algunos periodistas me pidieron declaraciones y les dije casi literalmente que: "He venido para honrar la memoria de las víctimas y para decir a sus asesinos, a ETA, que no van a vencer nunca. Antes tendrán que matarnos a todos los que somos defensores de la libertad".

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Allí comencé a escuchar los primeros gritos e insultos contra el presidente del Gobierno, contra Gregorio Peces-Barba, y contra Pilar Manjón. Los lemas más coreados en mi cercanía y que recuerdo fueron: "El 20 de febrero, no a Zapatero", "Peces-Barba, dimisión", "Zapatero ¿dónde estás?", "¿Dónde está Pilar Manjón?".

Al principio me pareció que se trataba de exaltados aislados, pero cada vez eran más los que se acercaban, gritándome: "Cobarde: ¡devuelve las tropas a Irak!"; "¡Defensor de maricones!"; "Apóstata"; "No te queremos en la Iglesia"; "¡Fuera, fuera!". Algunos manifestantes les recriminaron su actitud e iniciaban, sin éxito, gritos de "ETA NO" pero eran mayoría los que, al menos en mi entorno, me insultaban y seguían diciendo llenos de ira "¡Fuera, fuera!". Tuve miedo de que le pudieran hacer daño a mi hijo y le dije que se marchara, pero no me hizo caso. No contesté a nadie de los que me insultaron, con una excepción: A una mujer que gritaba con rabia "¡Defensor de maricones!". Le pregunté: "¿Si su hijo fuera homosexual lo condenaría usted?".

Crucé hacia el otro lado de la calle Alcalá porque alguien nos dijo que allí había más calma. Sin embargo, se incrementaron los insultos. Fue el momento de mayor violencia. Nos protegían los policías de escolta de Rosa Diez y los míos. Trataron de establecer una cápsula de seguridad y apartar a los más exaltados y violentos que siguieron gritando y haciendo gestos agresivos. Alguien intentó, sin conseguirlo, golpear con el mástil de una bandera. (Son elocuentes las imágenes de La Razón, Tele 5 y El Mundo).

A pesar del buen trabajo de los escoltas y de algunas personas, cuyo nombre ignoro, que les ayudaron, a la altura de la sede de la CECA, noté que me tiraban fuertemente del chaquetón y me dieron un puñetazo en la espalda. Recibí varios manotazos, algún puntapié y un golpe con algún objeto resistente que no pude identificar. En ese punto los que insultaban eran muchos más que al principio. Cuando gritaban "¡Asesino!", mi hijo me dijo: "Papá, ahora es cuando no me voy ..."

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Al llegar a la altura de la calle Virgen de los Peligros acudieron varios policías uniformados que lograron hacer un círculo o cápsula de protección, alejando a quienes empujaban y golpeaban, e impidiendo a partir de entonces cualquier agresión física por parte de los violentos.

En ese momento llegó Doña Ana Mª Vidal Abarca que es la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Me saludó muy cordialmente y me acompañó. Decía sentir vergüenza por lo que estaba ocurriendo y me dijo: "Me voy a mi casa".

El policía de mi escolta con carnet profesional número 57.800, había recibido algunos golpes con un objeto contundente en la mano y brazo al parar un intento de agresión hacia mi persona. Al acabar su turno de servicio y viendo que la inflamación de la mano no remitía, fue al hospital. En el parte médico se dice: "Traumatismo directo por un objeto contundente... Juicio clínico: hematomas en antebrazo y mano izquierdos". (Se adjunta el parte médico).

Interesa a la verdad poner de manifiesto que los policías uniformados llegaron para darnos su protección cuando queda dicho, es decir, una vez que ya se habían producido las agresiones y habían amainado los insultos. Por esta razón, no es posible que de sus declaraciones como testigos se pueda obtener luz para esclarecer lo que no vieron".

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