Entrevista:HABLEMOS DE MADRID

"En las ciudades grandes es más duro envejecer"

En Madrid mueren ancianos en soledad y envejecen en soledad, a veces, con escasos recursos económicos. Las grandes ciudades engullen a los mayores, que al final forman parte de una fría estadística.

"Las personas mueren solas, porque están solas", dice Pilar García Crespo. "Lo que nos tenemos que preguntar es por qué la gente está sola, pero no sólo los mayores, todos. Hay muchas personas adultas que están en esta situación y cuando llega la vejez tienen que afrontarla así. Hay más mujeres que hombres porque nosotras tenemos una esperanza mayor de vida".

García Crespo cree que la...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En Madrid mueren ancianos en soledad y envejecen en soledad, a veces, con escasos recursos económicos. Las grandes ciudades engullen a los mayores, que al final forman parte de una fría estadística.

"Las personas mueren solas, porque están solas", dice Pilar García Crespo. "Lo que nos tenemos que preguntar es por qué la gente está sola, pero no sólo los mayores, todos. Hay muchas personas adultas que están en esta situación y cuando llega la vejez tienen que afrontarla así. Hay más mujeres que hombres porque nosotras tenemos una esperanza mayor de vida".

García Crespo cree que la sociedad debe ver esta etapa de la vida de otra manera. "El aumento de personas mayores se está presentando como si fuera un problema. No creo que sea así. Es en realidad un éxito de la sociedad, un éxito sanitario, social y de desarrollo. Ese dato unido a otro negativo, que es el descenso de la natalidad, hace que el porcentaje de personas mayores haya aumentado. Por todo ello, hay que empezar a considerar que el vivir más tiempo es un logro. Lo que sucede es que debemos prepararnos para vivir más tiempo y para afrontar los problemas que puedan surgir".

"Una persona, a los 65 años, es joven, le queda todavía mucha vida por delante"
"Los ancianos piensan que se les ve como a alguien que ya no vale para nada"
"Se ha perdido la vida del barrio, y eso es malo para todos, también para los mayores"
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"Hoy se sabe más o menos qué bolsas de población están en situación de riesgo. En Madrid hay alrededor de 540.000 personas mayores de 65 años. Las mujeres tenemos una esperanza de vida de 85 años. Por eso, si antes se hablaba de la tercera edad, ahora debemos hablar de la cuarta, del envejecimiento de la vejez. Lo que tenemos que hacer es prepararnos para esa nueva etapa y para las eventualidades que puedan producirse. Porque aunque hay una esperanza de vida mayor, será una vida más deteriorada". Un 20% de las personas mayores de 65 años es dependiente, dice la experta.

"En las ciudades grandes es más duro envejecer; en las pequeñas se sabe enseguida, por ejemplo, si alguien no sale a la calle. En Madrid te pierdes. Por eso, lo que hay que hacer es indagar los casos particulares y saber por qué se ha llegado a esa situación en la que, por ejemplo, un anciano muere solo. En esos casos hay responsabilidad de las administraciones, que tendrían que haber estado pendientes", dice García Crespo. Y añade: "En las grandes ciudades se ha perdido la vida del barrio, y eso es malo para todos, también para los mayores. Vivir en una ciudad como Madrid es más difícil para todos, y más para los ancianos, que tienen más barreras arquitectónicas que en una ciudad más pequeña. Si recuperáramos el concepto del barrio, todo sería más fácil. A muchos ahora les da miedo salir a la calle solos".Y lo tienen que hacer quienes, por ejemplo, no cuentan con el respaldo de la familia. "El modelo familiar no está en crisis, sigue siendo el sostén de muchas cosas. Lo que sucede es que cuando se llega a una determinada edad es verdad que la gente que les acompaña a veces va desapareciendo. Hay hijos que no viven en la ciudad de los padres o matrimonios de muchos años en que muere uno de la pareja o personas que están solas desde siempre. Pero si hay gente que vive en situación de descuido es por culpa de la sociedad o de las administraciones".

"También hay que tener en cuenta otros aspectos, los sociales. Los ancianos, por culpa de las pensiones, suelen tener un nivel de vida bajo. A todo ello se une, en algunos casos, el problema de la soledad. Pero yo diferenciaría el vivir solo al estar solo. Hay gente que quiere vivir sola y otra que no tiene a nadie", advierte.

-Y ¿cómo combatir la soledad?

-Ésa es la cuestión. Hay diferentes modelos. Por ejemplo, grupos de jóvenes que visitan de manera regular hogares de ancianos. Me parece una iniciativa interesante por lo que significa de solidaridad y de aprendizaje para ambos extremos generacionales. Pero esas iniciativas nunca son lo que la Administración debe poner como recurso.

-Las viviendas tuteladas son uno de los modelos que se dan en otros países.

-En Madrid hay algunos pisos tutelados, unos en la calle del Jerte y otros en la Junta de Retiro. En otros puntos de Europa este sistema está muy extendido. Aquí todavía es necesario ver cómo cuaja este sistema.

-También está la teleasistencia.

-Lo importante es que cada persona tenga el recurso adecuado. Este sistema es como una cuerda a la que muchos se agarran para sentirse seguros en caso de sentirse mal; es mejor que un móvil. Lo llevas siempre contigo y te permite avisar de que estás en una situación de peligro. Yo recomendaría, en general, a todas las personas que viven solas, por la razón que sea, que lo utilicen. Además, están los centros de mayores, los centros de día, que son otro tipo de recursos.

Pero todavía hay una imagen de estos centros que se asocia a un garaje para dejar mayores. Incluso, ellos mismos a veces son reticentes. "Hay resistencia inicial en algunos casos, pero cuando conocen estos centros cambian de opinión. La gente que no quiere estar con otros ancianos tiene que ver con una percepción de la vejez. Son los que dicen: 'Yo no soy como ése'. Por eso, hay que intentar transmitir la idea de que son centros para que la gente se relacione, no esté sola y se mantenga activa. Los mayores piensan que la imagen que se tiene de ellos es la de alguien que ya no vale para nada. Pero hoy los mayores contribuyen de forma productiva a sostener familias. Los abuelos son piezas clave en la educación de los nietos. Eso está empezando a cambiar. Hay que poner en valor a los mayores de 65 años".

"Cuando se termina la etapa laboral, los jubilados de repente se encuentran con que tienen todo el tiempo libre y no saben qué hacer. Por eso es importante saber envejecer, saber ser un jubilado. Hay gente que enferma cuando se retira porque hay un concepto equivocado de que la vida útil es la vida del trabajo. Esta teoría hay que cambiarla. Hay que disfrutar de la vida. Una persona a los 65 años es joven, tiene mucha vida por delante".

"Hace 20 años una persona mayor no entraba en un programa de diálisis. Ahora, en cambio, hacemos medicina preventiva para ellos. Es necesario prevenir, porque así mejoraremos su calidad de vida".

Los barrios con gente más mayor son Chamberí, Centro, Arganzuela, que llegan a tener hasta un 25% de personas mayores de 65 años. Los de gente más joven son Barajas y Vicálvaro. El 60% de los mayores de 65 años es mujer, el 40% hombre. Se dice que cuando en una pareja muere uno de los dos, el otro sobrevive poco tiempo. "No hay estadísticas, pero la impresión, efectivamente, es que cuando una pareja llega junta a la vejez, cuando uno de ellos muere el otro fallece poco después; puede ser tristeza, soledad. Es verdad. También está comprobado que el mejor predictor de la muerte es la percepción de cada uno. Ese momento en que dicen: 'A mí ya no me queda mucho".

En las grandes ciudades como Madrid se está preparado para vivir en la competitividad, pero no para envejecer. "Hay que aprender a hacerlo. La sociedad va a cambiar porque la gente que lo hará en los próximos años está más preparada y ve las cosas de diferente manera. Actualmente los que trabajamos con mayores establecemos una diferencia entre las personas de 65 a 80 años y los que superan esta edad. En términos generales, los que superan los 80 tienen problemas de dependencia y es en esos casos cuando las instituciones deben estar pendientes de facilitar los recursos necesarios para hacerles más fácil la vida. La futura ley de dependencia que garantiza la asistencia a todas las personas que lo precisen va a ser decisiva en este sentido", añade.

PILAR GARCÍA CRESPO

Médica especialista en Medicina Interna. Nació en Madrid hace 53 años. Licenciada por la Universidad Complutense es diplomada en Promoción y Educación para la Salud. En la actualidad se ocupa del diseño y evaluación de programas de mayores, en el Instituto de Salud Pública de Madrid

Sobre la firma

Archivado En